La plantilla del Turégano se prepara para el partido más importante de su historia ante el Celta



(EFE) Ganaderos, panaderos, opositores, administrativos o monitores de gimnasio, la plantilla amateur del Turégano CF, de la Regional de Aficionados, afronta con ilusión el partido que le enfrentará el próximo miércoles al Celta, el más importante en la historia de un club que remonta sus primeras patadas al balón a mediados del siglo XX.

No hay un solo profesional del fútbol en el equipo de la sexta categoría del fútbol español e incluso el entrenador del equipo, Francisco Maroto, trabaja como ordenanza en la Diputación Provincial de Segovia, por lo que conoce de primera mano lo que es hacer sacrificios por el fútbol ya fuera como jugador, militó la mayor parte de su carrera en la Gimnástica Segoviana, o actualmente en su carrera como entrenador, jalonada con un ascenso a la Segunda B también con el conjunto de la capital.

La plantilla del equipo rojillo comienza tres de sus cuatro entrenamientos semanales a las ocho de la tarde, "porque la gente sale de trabajar a esa hora, pero también porque tenemos a un par de jugadores que vienen desde Madrid y su autobús sale a las seis", afirma el técnico, comprensivo con todos los temas personales de sus futbolistas

Además, con la llegada de Maroto al banquillo del Turégano, el equipo también se entrena los sábados por la mañana cuando el partido se juega el domingo. "Pero debemos poner la sesión un poco más tarde porque tenemos dos jugadores que son los hijos del panadero del pueblo, que están echando la mano a su padre", añade.

La unión en el vestuario lleva a que los sacrificios pesen menos y más si por el camino llega algún premio como el de medirse al Celta, "que es un muy buen equipo dirigido por un entrenador con un palmarés increíble", señala el técnico.

Es difícil abstraerse de lo que significa la Copa del Rey para el pueblo, de 998 habitantes según el último censo, cuyos habitantes agotaron en tiempo récord las entradas que se pusieron en venta anticipada. "Pero no sólo en Turégano, -afirma Maroto-, sino que también las que se pusieron a la venta en Segovia se agotaron en dos horas".

Que el partido se juegue en el campo de La Albuera de la capital segoviana, situada a 35 kilómetros del pueblo, y que el horario no sea el más 'futbolero' posible (las tres y media del miércoles, 1 de noviembre) no ha disuadido a ninguno de los aficionados y la directiva tureganense trabaja para poner gradas supletorias y así poder poner a la venta un millar de entradas más.

Con el fin de hacer "que nuestra gente que va a hacer ese esfuerzo se sienta orgullosa de nosotros", Maroto se niega a plantear el partido de otra manera a como lo hace cada fin de semana: "Yo no puedo llegar a ese partido a hacer una alineación y decir, 'chicos, divertíos. Y vamos a mirar cómo son ellos, les pedimos un autógrafo, una camiseta si es posible y nos vamos para casa'. Me niego a eso".

Por supuesto que el entrenador es consciente de las diferencias entre un equipo y otro. "Por eso sé que dar la sorpresa es una auténtica quimera", destaca, pero no por ello quiere que su equipo renuncie a competir. "Si nos metemos atrás, que sea porque el rival nos meta, no porque vayamos a poner el autobús en la portería", afirma.

Lo que sí asegura el técnico del Turégano es que agotará los cambios. "La pena es que no puedan jugar los 21 jugadores que tengo en la plantilla, porque se lo merecen todos", ya sea el panadero, el estudiante o el opositor, subraya.

"Esto es un premio para el club y para los jugadores que el año pasado se quedaron a las puertas de conseguirlo", apostilla el técnico, que como futbolista se midió a equipos de Primera División, aunque fuera en partidos amistosos.

"Siendo capitán de la Gimnástica Segoviana me enfrenté al Atlético de Madrid de Futre, y los primeros veinte minutos me los pasé mirando a mis rivales para ver si eran de verdad o de mentira, así que soy consciente de cómo van a estar mis jugadores en los primeros minutos del encuentro", relata.

Pero con cerca de 3.000 aficionados animando, durante noventa minutos, los futbolistas amateur del Turégano se sentirán como profesionales del fútbol. "Estoy convencido de que van a poner todo de su parte para que el pueblo se sienta orgulloso de ellos", finaliza Maroto. 


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