Rubén Blanco se desquita de su error en Villarreal


Foto: Xoan Carlos Gil/La Voz de Galicia
No era fácil para Rubén Blanco salir anoche a Balaídos. El canterano había cometido un error incomprensible ante el Villarreal que metió al equipo de Calleja en el partido cuando el Celta lideraba por tres goles de diferencia el marcador. El guardameta celeste recogió con la mano un pase claro de Cabral, por lo que el colegido señaló un libre indirecto que transformaría Bacca. 

A partir de ese momento el equipo entró en pánico. El Villarreal marcó pronto el 2-3, y dispuso de un disparó al palo que paró el corazón de los aficionados célticos. Finalmente el partido acabó con victoria para los celestes, lo que evitó un escarnio mayor para Rubén Blanco, pero no pudo evitar la crítica. 

Por eso el partido de ayer era doblemente importante para él. Primero porque está ante la enésima oportunidad de asentarse y consolidarse como el portero titular del equipo, algo que da la sensación de que es inminente desde hace varios años sin que nunca llegue a serlo. 

Pero si algo ha demostrado Rubén a lo largo de sus años en el Celta es que la presión no se le da mal. Todos lo recordamos, siendo apenas un niño, preparándose con toda la tranquilidad del mundo para entrar en el campo por el lesionado Javi Varas mientras el Celta se jugaba la vida en Valladolid. Saltó al campo y no se notó que era un debutante, como tampoco se notó una semana después en el agónico partido ante el Espanyol que dio la salvación al Celta. No solo eso, sino que fue uno de los mejores aquel día. 

Así que ayer, ya siendo un “veterano” en el Celta, parecía claro que la presión no lo derrotaría, y nuevamente salió airoso de ese envite, con dos intervenciones de mucho mérito que permitieron al Celta irse con el marcador en contra a cero. Faltó que sus compañeros estuviesen un poco más acertados de cara a puerta para cerrar una noche redonda. 

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