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| Foto: EFE |
Hace ahora un año, Sergio Álvarez parecía estar más fuera que dentro del Celta. El guardameta de Catoira terminaba contrato el 30 de junio de 2018, y no había aceptado la propuesta del Celta de renovar por una temporada más. El club se plantó en esa oferta, e incluso Carlos Mouriño dio explicaciones en la Junta de Accionistas celebrada por estas fechas en 2017, aduciendo que, por su edad, no le podían ofrecer más de un año de contrato.
El jugador quería al menos dos temporadas. Consideraba que era lo justo teniendo en cuenta los años de servicio al Celta, y las renuncias realizadas en el pasado para continuar siendo jugador del equipo vigués. Parecía que, a pesar de que las posturas no eran muy distantes, el acuerdo estaba muy lejano.
Con el paso de los meses se fueron acercando, y se acordó tirar por el camino del medio, con una renovación por una temporada, que incluía una cláusula de renovación inmediata en caso de que el portero disputase un número de partidos determinado. Esa cifra, tal y como informa este sábado en la cadena SER el periodista Jacobo Buceta, eran 15.
En el momento de renovar Sergio era suplente. Unzué había apostado por Rubén Blanco, que se estaba asentando en la titularidad, pero una nuevo lesión del mosense permitió a Sergio regresar al equipo, y sus buenas actuaciones hicieron el resto. El de Catoira acabó siendo titular, y mantuvo su status esta temporada, en gran medida por otra lesión de Rubén, que le impidió estar en la pretemporada con Antonio Mohamed.
Sergio ha sido titular en las 12 primeras jornadas del campeonato, así que tiene muy cerca la renovación automática hasta el 30 de junio de 2020. Solo necesita jugar tres partidos más, aunque veremos que influencia tiene el cambio de entrenador. Mohamed lo tenía clarísimo, pero con la llegada de Miguel Cardoso, tanto él como Rubén parten con las mismas opciones. Será ahí donde se juegue gran parte de sus opciones de seguir vistiendo, como es su deseo, la camiseta del Celta un año más.
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