El jugón que no merece jugar


Foto: Lalo R. Villar/Diario AS
Cuando el Celta fichó a Emre Mor todos, en mayor o menor medida, nos ilusionamos. Se trataba de un futbolista conocido por el aficionado medio, algo que no siempre sucede en el caso de los fichajes de la secretaría técnica celeste, y una revisión a sus vídeos emocionaba a cualquiera. 

Su talento no se discutía, pero extrañaba que el Borussia Dortmund se hubiese desprendido de él tan solo un año después de ficharlo. En Alemania no triunfó, aunque su paso estuvo trufado de cierta mala fortuna. Un encontronazo con un rival, con una sanción de por medio, lo desalojó de la titularidad y ya nunca volvió a jugar. Se esperaba que en Vigo, más centrado en el fútbol, olvidase su mal año en la Bundesliga. 

Pero no está siendo así. Tuvo problemas con Juan Carlos Unzué, quien lo llegó a apartar del equipo en dos ocasiones, y ha decepcionado a un Antonio Mohamed que tenía grandes esperanzas depositadas en él, tal y como reconoció en las entrevistas que concedió en su país antes de comenzar la pretemporada con el Celta, en las que siempre destacaba al internacional turco como uno de los jugadores imprescindibles de este Celta. 

Todo cambió cuando comenzó a convivir con él. Debe mejorar en los entrenamientos, y mostrar más interés por aprender el idioma, algo básico en la convivencia y en el aprendizaje. Y debe centrarse más en cuestiones futbolísticas y olvidar otras que no le aportan nada a su carrera. Es un jugón, en todo el término de la palabra, pero no juega. Y no lo hace porque no lo merece. El Celta no arroja la toalla con él, pero las esperanzas de recuperarlo son cada vez más limitadas. 

0 comentarios:

Publicar un comentario