El interminable Iago Aspas


Foto: EFE
Ha cumplido 31 años el pasado mes de agosto. A esa edad, la gran mayoría de los futbolistas comienzan su declive, la cuenta atrás hacia su inevitable retiro. Los cuerpos no responden como a los 20 años, las lesiones se hacen más frecuentes y la recuperación tras cada partido más larga. Es el proceso de todo futbolista. O de casi todos. 

Aspas funciona de otra manera. La edad no pasa para él, todo lo contrario. Desde que debutó con el Celta no ha hecho otra cosa que mejorar en todos los aspectos, pero sobre todo ha perfeccionado su juego hasta ser cada vez más efectivo. En el debut en la máxima categoría con el Celta marcó 12 goles. Tras dos años en Liverpool y Sevilla regresó a Vigo siendo mejor futbolista y terminó el curso 2015-16 con 14 goles en su haber. 

Tras la marcha de Nolito adquirió galones. Se convirtió en la estrella indiscutible del equipo, en su hombre-franquicia, anotando 19 goles en Liga, a pesar de que en muchos partidos no jugó o fue suplente por las rotaciones de Berizzo para preservar a sus mejores jugadores para la Copa o la Europa League. El año pasado elevó su cifra hasta las 22 dianas, quedando a tan solo un gol de igualar el récord histórico de un futbolista del Celta en Primera División. 

Este año está rompiendo todos los registros. 5 goles en 6 partidos. Es evidente que será difícil mantener este ritmo goleador, pero está en condiciones de superar, nuevamente, las cifras de la temporada anterior. Y todo eso sin estar a su mejor nivel, sin entrar demasiado en juego, con un sistema que tal vez no acaba de ser lo mejor para sus características. Ha aprendido a sacar petróleo de los balones que le llegan. Ha mejorado como rematador de cabeza, al primer toque y desde fuera del área. Se ha perfeccionado. Cada vez es mejor. No hay duda de que estamos ante una estrella de primer orden mundial. Y la sensación es que el año que viene será aún mejor.  Su curva de mejora es interminable. 

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