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Foto: LFP |
La marcha de Carles Planas el pasado verano no fue sustituida por ningún jugador. La primera decisión fue la de utilizar a Samu Araújo como recambio de urgencia, pero al joven futbolista le ofrecieron compaginar el primer equipo con el filial y decidió probar suerte en el Barcelona B, donde está jugando en calidad de cedido.
La siguiente opción fue Diego Pampín, un juvenil que había destacado como extremo izquierdo y que realizó la pretemporada con el primer equipo jugando como lateral, y haciéndolo bien en los partidos amistosos que jugó, pero a la hora de verdad, cuando fue necesario un lateral para el primer equipo no contó para Unzué. Las lesiones y su participación en el Mundial Sub-17 no ayudaron.
La tercera opción llegó en el mercado de invierno, cuando el Celta decidió contratar a Robert Mazan para que Jonny tuviese competencia. Su debut llegó en Mendizorroza, coincidiendo con una ausencia de Hugo Mallo. Unzué decidió colocar a Jonny por la banda derecha, la posición más natural del de Matamá, y al eslovaco por la izquierda. Le dio 50 minutos al “experimento”, ya que en la segunda mitad retiró del terreno de juego a Mazan para que Jonny regresase al perfil izquierdo.
Ayer todo parecía hecho para que Mazan fuese titular ante la ausencia de Jonny, pero Unzué prefirió colocar a Roncaglia en una ambigua posición entre el central y el lateral. Cuando el argentino se lesionó, parecía que sería el eslovaco el elegido para entrar, pero tampoco le tocó. Unzué prefirió poner a Fontàs, en una posición totalmente antinatural, antes que al eslovaco.
La pregunta es sencilla: ¿Qué tiene que pasar para que juegue Mazan? y, sobre todo, ¿Para qué se ha fichado a Mazan?.
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