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| Foto: Óscar Vázquez/La Voz de Galicia |
Iago Aspas no olvidará fácilmente este año 2017. El delantero moañés ha vivido uno de sus mejores años a nivel profesional, seguramente por encima del 2016, donde también consiguió grandes cosas, como alcanzar la internacionalidad absoluta. Pero este año supuso el de su consolidación en la selección de Julen Lopetegui, pudo marcar un doblete ante Liechenstein, y con el Celta no ha parado de crecer y aumentar sus registros.
El año comenzó bien para Aspas, que recibía el Premio Manuel de Castro como mejor jugador de 2016, en lo que parecía un anticipo de lo que venía. Aquel mismo día marcó un golazo, y aún marcaría más goles importantes, como el del Bernabéu, que servía para eliminar al Real Madrid, o los anotados en la Europa League ante Krasnodar o Genk, que permitieron al Celta crecer en la competición continental. Tampoco olvidará seguramente el gol marcado en Riazor, que permitía al Celta imponerse en el derbi.
Esta temporada empezó mal, con un Aspas demasiado alejado de la portería, que no conseguía ser decisivo. El cambio de sistema de Unzué le ha beneficiado notablemente, coronándose con una gran actuación en el Camp Nou y en Mestalla, sin olvidar el hat-trick de Las Palmas o el doblete ante el Athletic Club. El pasado domingo recibía en Balaídos el premio como mejor jugador de La Liga en noviembre, y el pasado lunes recogió el Trofeo Zarra como mejor goleador español de la pasada temporada.
Termina el año como lo empezó, recogiendo premios, y siendo el gran favorito para ganar de nuevo el Manuel de Castro, que sería el tercero de su carrera, y le convertiría en el único jugador que gana tres premios y dos de forma consecutiva. Poco más que pedir para un año casi perfecto, aunque él tiene claro lo que quiere: Llegar a una final con el Celta. Para ello, 2018 tiene que empezar igual de bien que 2017.
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