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| Foto: Juan Herrero/EFE |
La defensa está siendo un quebradero de cabeza para Unzué y para el celtismo. No hay partido en el que un error no le cueste algún gol al Celta. Errores que lastran al equipo y que le han hecho perder muchos puntos, errores en algunos casos groseros y totalmente evitables, impropios en muchos casos de equipos con aspiraciones.
Ayer llegó otro, en una indecisión entre Fontàs y Sergio, ayudados por Cabral, totalmente pasivo ante un balón que cae en el corazón del área e incluso por Hugo Mallo, que concedió demasiado espacio y tiempo a Juncá para poner el centro donde quería. Así es complicado perseverar. El Celta está mostrando una gran fortaleza ofensiva. Marca goles con facilidad, pero los encaja con la misma.
Unzué tendrá que seguir trabajando. El preparador navarro comentaba el otro día que se empezaba a notar el trabajo en aspectos defensivos, pero tras dicho comentario llegó el absurdo gol del Atlético en Balaídos, que le proporcionó una victoria a todas luces injusta, y ayer el del Eibar, que inicialmente no tuvo consecuencias ya que el Celta ganó igual. Veremos en el global de la eliminatoria si tiene trascendencia.
Resolver estos problemas será fundamental de cara al futuro. Son muchos los que piden fichajes, pero estos mismos son los defensas que ha tenido el Celta en los últimos años, y estos errores no eran tan frecuentes. Se daban, como se dan en todos los equipos, pero no partido tras partido. Falta mucho trabajo, aumentar la intensidad y la concentración en este tipo de acciones y comenzar a ser sólidos desde atrás para realzar el brillante trabajo en la vanguardia. Cuando se consiga, el futuro será prometedor.
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