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Foto: LFP |
Pocas lecturas positivas podemos extraer del partido que disputó ayer el Celta en Cornellá, pero quizás la mejor noticia la dejó Pablo Hernández cuando saltó al terreno de juego en la segunda mitad. El internacional chileno no está contando en los primeros partidos para el preparador navarro. Ha sido suplente en todos los encuentros y cuando ha tenido ocasión de salir, su rendimiento no ha sido el esperado.
Pero ayer fue otra cosa. Su entrada le dio un aire diferente al equipo, que de repente parecía más lógico. El Tucu hizo el equipo más compacto y tras su entrada se vio a un Celta más dominador, más creador y llegando más a la portería contraria. Además, a diferencia de la primera mitad, el equipo no estaba tan partido, lo que le permitía cubrirse mejor las espaldas ante las contras del Espanyol, un equipo que aprovecha a la perfección la velocidad a la contra.
Pablo Hernández tuvo un verano un tanto especial. Su participación en la Copa América le obligó a incorporarse más tarde a la concentración del equipo. Él mismo dijo en la semana previa al inicio de la Liga que no estaba a tope, entendiendo que Unzué eligiese a otros jugadores para el debut liguero. Pero un mes y medio después de empezar a entrenar con el equipo ya debería estar a tope.
Veremos qué sucede en los próximos partidos, donde seguramente tenga oportunidades debido a las rotaciones. Ayer dio un paso importante para entrar en el equipo, pero el problema es la enorme competencia reinante en el centro del campo, donde el preparador navarro cuenta con varias alternativas interesantes, que seguramente irá variando en función de los partidos y los rivales.
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