El enésimo fallo que lastra al Celta


Foto: LFP
Cualquier celtista sabe a lo que nos referimos si hablamos de una “Cabralada”, que no es otra cosa que esa extraña manera en la que el central argentino del Celta estropea buenos partidos por un despiste inesperado en el momento más inoportuno. Su trayectoria en el Celta está jalonada de momentos como el vivido ayer, y son precisamente esos deslices seguramente los que impiden que haya alcanzado cotas mayores en el fútbol. 

Porque sus condiciones como central son evidentes. Es contundente, va bien al corte, es rápido y saca el balón lo suficientemente bien como para adaptarse a un esquema tan exigente como el de Unzué. Tiene talento para estar en el Celta y para jugar en una liga tan difícil como la española, pero son esos momentos de terrible desconexión los que le lastran y ensucian su imagen entre el celtismo. 

Ayer dejó para el recuerdo otro buen ejemplo, perdiendo un balón ante la débil presión de Piatti. No es difícil echar la vista atrás y recordar alguno de sus mejores momentos. Sin ir más lejos, en un partido tan importante como la vuelta de los cuartos de final de la Europa League perdió un balón inocente ante Trossard que el belga transformó en un gol que puso a prueba los corazones del celtismo. 

Aquel día estaba haciendo un gran partido, mostrando seguridad, solidez y contundencia, pero ese error hizo que el Celta casi zozobrase en la recta final del choque. ¿Olvidaremos algún día las Cabraladas?. ¿Quedarán desterradas para siempre como un leve e imperceptible recuerdo o tendremos que seguir sufriendo las desconexiones de Cabral?. Ojalá sea lo primero.  

Y no, el Celta no perdió por el error de Cabral, ni es el argentino el responsable único del desaguisado en el que se convirtió la primera mitad, pero desde luego no ayudan ese tipo de fallos que generan incertidumbre a sus compañeros, y en el caso de ayer, un gol que convertía la remontada en una quimera complicada. 

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