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Foto: María R. Arias/Faro de Vigo |
Un detalle que se nos había olvidado comentar es la cláusula de rescisión que ha puesto el Celta en el contrato de Stanislav Lobotka, que asciende a 35 millones de euros, manteniendo la línea de los últimos contratos que van de los 30 a los 40 millones de euros, con la salvedad de Maxi Gómez, que tiene 50 millones de euros de cláusula de rescisión, la más alta de toda la plantilla.
El Celta consigue de este modo atar a los últimos fichajes con cláusulas disuasorias que obligarán al equipo que los quiera a dejar una importante cantidad de dinero en las arcas celeste o a negociar con el club vigués. El club sabe que las cláusulas bajas, como la que actualmente tiene Radoja, forman parte del pasado para evitar que la fuga de talento sea a bajo coste, como fue el caso de Santi Mina, un chico de la cantera con mucho futuro que se fue al Valencia por esa misma cantidad, 10 millones de euros.
Lobotka firmó además un contrato hasta el 30 de junio de 2022, e intentará durante estos años justificar la inversión del club, que por cierto no ha sido facilitada por Felipe Miñambres a los medios. Desde Dinamarca hablaban de una cantidad superior a los 5 millones de euros, que seguramente esté bastante por encima de la cifra real.
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