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| Foto: EFE |
La estancia de Berizzo en el Celta se ha caracterizado por su continuada racha de victorias ante sus críticos. Pocas apuestas de las que ha realizado en Vigo han fracasado, y eso a pesar de que en casi todas hubo un momento en el que parecía que terminaría claudicando. Ganó con Pablo Hernández, a quien mantuvo en el equipo a pesar del escarnio popular al que era sometido cada vez que jugaba, viviendo su punto álgido en aquel partido ante la Unión Deportiva Las Palmas.
Lo hizo también con la apuesta de Augusto Fernández como pivote más retrasado. Generó muchísimas dudas entre los aficionados, que al final terminaron por aceptar que Augusto era el mejor pivote defensivo de la plantilla, a pesar de que siempre había actuado como extremo por la banda derecha. Prueba del éxito de Berizzo es que el cambio salió tan bien, que menos de un año después el Atlético fichaba al Augusto pivote, y no al Augusto extremo, que ya es historia a día de hoy.
Su última conquista se llama Théo Bongonda. El extremo belga fue uno de los jugadores más criticados en el arranque de esta temporada, aunque en Balaídos, por fortuna, apenas fue perceptible. Sin embargo, el tiempo parece estar dando la razón a Berizzo con el extremo celeste, que crece en cada partido y sabe sacar partido de sus virtudes, al tiempo que cada vez minimiza sus defectos, que aún son evidentes en algún caso. La decidida apuesta del técnico argentino continuará, y tendrá en otros futbolistas un nuevo exponente de su olfato futbolístico.
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