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Foto: La Voz de Galicia |
Ayer se cumplieron cincuenta años del nacimiento de una leyenda del celtismo: Iomar do Nascimento, que para el fútbol siempre será simplemente Mazinho. Nacido en Santa Rita, en el estadio de Paraiba, vistió la camiseta del Celta en 138 ocasiones, anotando un total de 10 goles, y pasando a la historia como uno de los mejores jugadores que jamás se pusieron al pecho la cruz de Santiago y el escudo del Celta.
Recordar a Mazinho es fácil para los que vivimos su magia sobre el terreno de juego. Y eso que su tiempo en el Celta fue relativamente corto. Mazinho jugó tres temporada en el Celta, y una cuarta para olvidar por las lesiones. No estuvo mucho tiempo en Vigo, pero echó raíces en la ciudad. Su mujer y su hija aún viven en ella, y él también frecuenta la ciudad y el estadio de Balaídos cuando juega el Celta.
En Vigo crió a dos hijos, ambos internacionales a día de hoy. Thiago lo es por España, y Rafinha con Brasil. Este último llegó también a jugar en el Celta, para orgullo de su padre del propio Rafinha, que siempre se ha declarado celtista. También Thiago lo ha hecho recientemente. Una leyenda del Celeste que ha criado a sus hijos en el celtismo y que ayer viernes llegó a su cincuentenario. Todo un orgullo verle vestido de celeste, al mismo Mazinho que dos años antes de llegar a Vigo se proclamó campeón del mundo con la selección de Brasil en el Mundial de Estados Unidos.
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