"Tanta gloria lleves como paz dejes"


Foto: LFP
La expulsión de Fabián Orellana marcó el rumbo del partido ante la Unión Deportiva en el estadio de Gran Canaria. El chileno vio la segunda amarilla por una supuesta piscina dentro del área, que no debería haber supuesto la expulsión del jugador. La repetición deja claro que no hay falta en la acción sobre Orellana, pero el chileno ni exige ni penalti, ni se queda tirado en el área fingiendo, sino que se levanta y continúa jugando. 

La sorpresa llega cuando el colegiado para el partido para amonestar al chileno, dejando al Celta con uno menos, y sumando ese error, uno de los más gruesos, a la lista de errores en el partido. Curiosamente, unos minutos después no ejerció la misma dureza con Willian José en una acción similar. El brasileño acabaría anotando el gol de la victoria local en el descuento. 

Es evidente que la acción no es un error humano, ni de apreciación, sino que llega motivado por las “ganas” que el colegiado murciano tenía a Orellana, un futbolista que molesta muchísimo a los árbitros durante todo el encuentro con sus constantes protestas. Es cierto que este año se ha controlado un poco más, pero es un futbolista impulsivo que habla, y mucho, durante todo el partido. 

Es su forma de ser y de expresarse sobre un terreno de juego. Algunos árbitros lo comprenden y lo saben llevar, obviando ciertos comentarios, y otros con menos personalidad se dejan llevar y simplemente esperan un error para quitárselo de encima. La expulsión le vino de perlas a Sánchez Martínez, que se quitó de encima a uno de sus mayores incordios durante el partido. Tanta gloria lleves como paz dejes, pensó el mal árbitro murciano. 

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