Una pesadilla llamada Trashorras


Foto: AFP
Durante su estancia en el Celta, Roberto Trashorras no dejó indiferente a casi nadie. El tiempo ha pasado y probablemente se vayan olvidando las cosas, pero el de Rábade, durante sus años como jugador celeste, centraba casi todos los debates de la afición. Su facilidad para estar en el ojo del huracán le granjeó grandes enemigos, pero también grandes defensores. 

Y lo cierto es que su juego propiciaba estos debates. Por entonces se parecía poco al actual jugador en el que se ha convertido. Sus andares daban la impresión, tal vez desacertada, de falta de de actitud, pero sus destellos de calidad eran constantes. Desde su salida, el Celta no ha tenido un jugador con su capacidad para el balón parado.

A estas alturas nadie en Vigo le echa de menos. El celta se supo reforzar contratando a futbolistas que aportaban más cosas, si bien es cierto que su capacidad para dar pausa al juego, y su último pase nunca vienen mal en un equipo. Eso sí, anoche seguramente hubiese sido interesante que estuviese en nuestro equipo, ya que se convirtió en uno de los mejores jugadores del Rayo. 

Participó en el primer gol, con una galopada por la banda izquierda que acabó en un pase de la muerte como preludio del primer tanto rayista. En los dos siguientes fue decisivo con sendas asistencias a balón parado, ante una defensa céltica muy mejorable, por supuesto, pero con dos balones muy bien puestos. Ese es Trashorras, un futbolista que cuando está a su mejor nivel es prácticamente imparable. En Vigo no alcanzó la regularidad suficiente, pero su calidad es indiscutible y fue bonito verle con la camiseta del Celta durante 3 años en sus días buenos. 

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