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| Foto: LFP |
Una de las notas positivas del empate cosechado ayer por el Celta fue el rendimiento de Daniel Wass. El danés, que fue uno de los mejores del equipo vigués en el arranque del campeonato, se había diluido con el paso de las jornadas, hasta convertirse en un futbolista prescindible, candidato a la suplencia tras la irrupción de Théo Bongonda.
Ayer tenía una buena oportunidad ante sí, la de demostrar que el mediocentro puede ser un bonito lugar en el que habitar. Lo hizo, cumplió con creces, y ayudó al equipo en esos intangibles de los que hablaba Berizzo al referirse al juego del “Tucu” Hernández. Por alto fue un vallador en defensa, despejando muchos balones, e incluso sacando bajo la líneas pelotas que se colaban en la meta de Sergio.
Durante el asedio del Betis, cuando el Celta se quedó con uno menos, Wass se convirtió en uno de los mejores efectivos de la retaguardia celeste, pero a la vez en un correcaminos capaz de ser al mismo tiempo el mayor peligro en ataque. De sus botas salió una contra en la que se llevó el balón por potencia, asistiendo a Nolito. El andaluz tal vez se precipite, pero la idea de Wass fue estupenda. Además, probó suerte desde la distancia con una vaselina que hubiese dejado con la boca abierta a los presentes si toma la dirección de la portería.
Nota positiva su actuación. A Wass lo conocíamos, sabíamos lo que podía dar, lo que dio en las primeras jornadas, y no estábamos viendo a ese jugador en las últimas jornadas. Es evidente que esto no es más que un partido y que debe mantener la continuidad necesaria, pero es muy positivo recuperar una buena versión del mejor Wass.
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