Parece que fue ayer cuando Hugo Mallo, un desconocido chaval del filial para la gran mayoría de aficionados, subió a realizar la pretemporada con el primer equipo para sustituir a un Edu Moya apartado. Solo hablar de Edu Moya parece transportarnos a la prehistoria, pero en realidad hace seis años y medio.
En realidad fue ayer aquel 29 de agosto de 2009 en una soporífera tarde cuando el de Marín debutó con el primer equipo saltando al terreno de juego tras el descanso en lugar de un Roberto Lago que sufrió un golpe de calor debido a las altas temperaturas. Aquel chico, seis años y medio después, podría jugar su partido número 200 con el Celta en caso de ser alineado contra el Athletic.
200 partidos con el Celta, con tan solo 24 años de edad, y a punto de ser el nuevo capitán del equipo, si se confirma la salida de Augusto Fernández. Difícil hacer tanto en tan poco tiempo. 180 partidos de Liga, repartidos entre Primera y Segunda, y 19 encuentros de Copa del Rey. En ellos anotó 2 goles, uno ante el Villarreal B, tras un gran pase de Trashorras, otro el año pasado en la última jornada de Liga, con dedicatoria para el capitán retirado: Borja Oubiña.
En estos años se ha adueñado del lateral derecho, e incluso ha demostrado en las dos últimas jornadas que no se le ha olvidado el oficio de central que mamó en las categorías inferiores del Celta. Es un futbolista notable, patrimonio del Celta. De lo mejor que ha salido de la cantera céltica en los últimos años. Pero también es el resultado de una apuesta por la cantera que encabezó Eusebio Sacristán y que secundó el club. Su nombre quedará atado a la historia del Celta para siempre. Jugar 200 partidos con la celeste es algo que muy pocos han hecho. Y lo que le queda.
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