Morriña Chillona - ¡Qué manera de sentir!


Fotos: Marcos Blanco

Decenas de celtistas abarrotaron el pasado sábado la nueva sede de Morriña Celeste, la peña celtista de Madrid, para vivir con entusiasmo el partido ante el Real Madrid. Morriña había estrenado su nueva casa, La Casa de la Cerveza (Luchana, 15), en la victoria frente al Villarreal ante un buen número de aficionados y la visita de los blancos a Balaídos preveía una gran entrada. Como siempre, el celtismo respondió y el local se transformó en un pequeño Balaídos que experimentó todos los sentimientos posibles hasta una derrota tan definitiva como heroica por la resistencia ofrecida.  


Un par de horas antes del encuentro ya había ambiente celtista en el local, ya que una treintena de personas, peñistas y acompañantes, compartieron mesa y mantel en una atmósfera muy familiar. A media hora del partido, el goteo de gente era constante y cuando te habías dado cuenta el gentío ocupaba todas las mesas, buscándose acomodo de pie en las espaciosas instalaciones de La Casa de la Cerveza. Sonó el himno 'a capella' en la salida al campo de los futbolistas y el nerviosismo hizo acto de aparición con el dominio madridista. Perplejo se quedó el Balaídos madrileño con el tanto de Cristiano Ronaldo, reclamando el fallo defensivo céltico. La ocasión de Orellana, evitada por Keylor Navas, provocó el primer '¡Uyyyy!' de la tarde, antes de la segunda decepción. La afición no comprendía cómo Danilo pudo rematar tan solo.  



Pese al marcador desfavorable, quedaba mucho partido y los presentes ansiaban ver al Celta que tantas alegrías les ha dado esta temporada. Apareció con un fantástico tramo final de la primera parte, sin remontada por culpa del portero visitante. La incredulidad se apoderó de la gente, asombrada por la actuación del costarricense y el infortunio ofensivo del Celta. Tras el descanso, las primeras aproximaciones locales reforzaban la esperanza local hasta que Clos Gómez desató la ira de los celtistas con la expulsión de Cabral y su personalísima manera de impartir justicia arbitral. 




La situación no invitaba al optimismo, pero quienes sienten los colores célticos saben que 'imposible' es sólo una opinión, una palabra más para este Celta. Suspirando ante cada acercamiento infructuoso del Real Madrid, la multitud se entregó a la obstinación viguesa por darle la vuelta al panorama. Blasfemó al ver cómo Marcelo evitaba en la línea el 1-2 de Solito y se quitó de encima toda la tensión acumulada con el precioso tanto del '10' a seis minutos del final. El público soñó con el 2-2 de Guidetti, pero el 1-3 silenció La Casa del Cerveza. La gente despidió a los jugadores entre gritos de "¡Celta, Celta!", satisfecha por la dignísima y elegante forma en que su equipo concluyó el choque. 

Twitter: @marcosblancoh

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