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Foto: Marta Grande |
Tarde dominical de fútbol. Como en los viejos tiempos. Máxima parsimonia en la céntrica calle Luchana. Al tomar la esquina hacia Eguilaz ya se veían camisetas celestes. La Galia céltica de Madrid aparecía al traspasar la puerta del '100 Gaviotas'. Tensa calma por ver a nuestro equipo 15 días después. Los celtistas no sabemos lo que es la tranquilidad. Es un sentimiento engañoso y peligroso. Se echa en falta a parte del grupo, desplazado para dar fe de un feliz matrimonio. Hay bajas notables, pero los suplentes no dan tregua. Primer grito ("¡Suéltala Nolo, hostia!") y reiterados "'¡Uy!" por el primoroso arranque local. El encuentro es pura electricidad y Las Palmas también tiene su opción. "¿Ha sido el Tucu?", comentan con ironía sobre su el robo y pase de Fontás a Aspas. El '10' corre y fuerza la roja con una gran interpretación teatral. "Esto parece el Día de la Mamota", bromea una aficionada. Mejor que Bill Murray no tire la pena máxima. La vorágine emocional del choque engancha a la afición. Marca Wass y el ambiente se relaja.
Rápidamente, intercambio de opiniones sobre Nolito. ¿Se irá o se quedará en enero? ¿Pagará la cláusula el Barcelona? ¿Qué harías tú en su lugar? "The answer my friend is blowin' in the wind", contestaría Dylan. La siesta dialéctica acaba con el 2-1 de Araujo. "¡Menos mal que Sergio no hizo penalti!", advierte un optimista. Incredulidad colectiva por la pifia defensiva. Elogios al ariete amarillo. Aparecen los nervios con el derechazo de Viera. "¡A ver si espabilamos, los rechaces son todos suyos!". Apunte técnico considerable. El disparo desviado del Tucu pasa desapercibido. "A ver si les expulsan a uno más", proponen. Patadón o sacar el balón jugado en defensa cuando te la pueden liar. Otra cuestión a estudiar. 'Paquiño' de traje, Berizzo con chándal. Los técnicos, fieles a su indumentarias. Los porteros trabajan y el descanso perturba.
La confianza en una gran reanudación se cumple con el 3-1 de Nolito tras el fallo defensivo de los visitantes. La gente respira aliviada. Una opinión divide a los 'Maldinis'. "Las Palmas se parece al Celta del primer año en Primera (tras el último ascenso se entiende)", lanza uno de los celtistas más animosos. Idéntico guión al de la primera parte. El Celta se relaja y su rival aprieta. "¡A lo loco!", se escucha. La gente se lleva las manos a la cabeza con el 3-2 y no dan crédito a la avalancha amarilla. Guidetti entra por el Tucu. La sustitución no convence. Tampoco el hecho de que nos pille el sol atacando de cara. Los célticos vuelven a crear ocasiones. El narrador televisivo se sorprende con los 17 remates locales, 8 de ellos a puerta. Nosotros no. Algo tan habitual como poco fructífero en esta ocasión. Surgen los malos presagios, materializados por David Simón en el 3-3.
Los celtistas empujan soñando con el 4-3 en los dos remates de Aspas, el disparo lejano de Augusto, el cabezazo de Cabral o la falta de Nolito. Las contras de Las Palmas, rezos acelerados para evitar la debacle. El pitido final nos deja helados. Una hincha visitante sonríe entre el gentío. Los aficionados van desfilando hacia la salida. Hay días inolvidables y otros que invitan al olvido.
@marcosblancoh
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