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Foto: Udlaspalmas.es |
Balaídos no suele demostrar su hospitalidad a los que le visitan vestidos de blanquiazul y con el escudo del Deportivo en el pecho. Silbidos e insultos suele ser lo más amable que reciban estos, y alguno, afortunado, simplemente pasa desapercibido. Lo mismo les sucede a los que osan visitar Riazor vestidos de celestes. No suele haber excepciones, y sin embargo, las hay.
Concretamente una: Juan Carlos Valerón. El “flaco”, que visitó Balaídos en siete ocasiones con el eterno rival, salió aplaudido de Balaídos en sus dos últimas visitas al feudo vigués, cuando fue sustituido por su entrenador. No es una imagen habitual, pero el estadio vigués se rindió a un jugador que ha sabido estar siempre por encima de las rivalidades, respetando a los rivales y a un juego que le ha hecho estar activo hasta la cuarentena.
No fue un aplauso unánime, por supuesto. También recibió silbidos e insultos de un sector de la afición, pero le aplaudió un número suficiente de aficionados como para que esta pequeña ovación no pasase desapercibida, como tampoco pasó el hecho de que la afición céltica había alcanzado un grado importante de madurez con esta demostración de saber estar.
Y no fue fácil para esos celtistas que aplaudieron. De la mano de Valerón, el Deportivo ganó en cuatro ocasiones en Balaídos, anotó dos goles y, generalmente, fue una pesadilla para la zaga viguesa. Sin ir más lejos, en el último partido, que acabó con empate, suyo fue el pase de gol a Juan Domínguez que ponía el 1-1 en el marcador.
Este sábado puede regresar a Vigo, esta vez vestido con la camiseta de la Unión Deportiva Las Palmas, la única con la que no ha jugado en Balaídos tras hacerlos con el Mallorca y el Atlético, además de que con el Deportivo. Si juega se convertirá en el quinto jugador más viejo en la historia de la Liga, y en la que probablemente sea su última visita, ya despojado de cualquier objeto que recuerde al eterno rival, seguro que los aplausos se imponen definitivamente a los silbidos.
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