A la sexta fue la vencida


Foto: LFP
Fabián Orellana prometió poco antes de empezar la Liga que su actitud cambiaría este año. No se refería a nada relacionado a su juego, donde no se pone en duda su entrega y su coraje, sino a su tormentosa relación con los árbitros y sus constantes protestas. Cumplió con su palabra en las primeras jornadas en un cambio significativamente apreciable, pero en la sexta jornada su paciencia se agotó. 

El chileno vio ayer su primera tarjeta amarilla de la temporada, y fue por protestar, como el noventa por ciento de las amonestaciones que ha recibido en su vida. Fue tras una acción en la que el colegiado le señala una falta y comenzó a maldecir contra casi todo, no necesariamente contra la decisión, sino enfadado por su error. 

A partir de entonces, y con la amarilla ya anotada en su cuenta, volvió a portarse bien guardando para dentro cualquier tipo de protesta. Esta actitud es difícil de corregir, pero se valora que lo esté intentando. El año pasado a estas alturas ya estaba al borde de cumplir el primer partido de sanción  por acumulación de amarillas, así que el cambio que se puede observar es significativo, pero es evidente que no puede pasar de ver casi 20 amarillas al año a no ver ninguna. Eso sería para nota. 

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