Tres partidos, dos tanganas


Foto: Eurosport
Como sucedía la pasada temporada, a este Celta no se le puede negar la intensidad, ni la pasión ni el empeño. Es un equipo honesto, guiado por un técnico que no tiene más cara que la que se ve. Y eso se transmite al equipo, que a veces peca de impetuoso por exceso. A veces es difícil de controlar, pero es evidente que para este Celta la palabra “amistoso” no es más que un eufemismo porque no entiende de partidos en los que no haya en juego algo. 

Lo ha demostrado toda la pasada temporada y también durante los tres primeros encuentros de esta pretemporada, no solo por su actitud respecto a la victoria -ayer fue emocionante ver al equipo buscar el empate en los instantes finales- sino también en el desarrollo propio del partido, lo que llevó incluso a estar involucrados en una tangana, como ya sucedió el pasado domingo ante el Nuremberg. 

No es habitual, y por eso fue noticia en varios medios europeos, que durante un partido amistoso se produzca una refriega entre los jugadores. Sucedió el pasado domingo después de un pique entre Augusto y un futbolista alemán. A partir de ahí se montó un pequeño lío, teniendo que entrar a mediar incluso los jugadores suplentes o no convocados. Vimos a Guidetti y a Nolito en el terreno de juego intentando poner paz. 

Ayer, más de lo mismo. En esta ocasión fue tras la refriega entre Cabral y Podolski, y otra vez con Augusto en papel protagonista. Nueva tangana, nueva refriega, y van dos en tres partidos amistosos. Una media extraña y poco habitual. En estos partidos la desidia propia del verano suele imponerse a la intensidad y la concentración, pero no para este Celta, con los jugadores muy metidos en el partido, quizás en exceso, protestando al árbitro y buscando la victoria a pesar de ser un amistoso. Por eso este equipo nunca se rendirá durante la temporada. 

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