Gracias totales, celtista


Foto: Ricardo Grobas
Hay jugadores que caen muy pronto en el olvido, y otros que permanecen en la memoria colectiva de una afición. En ese grupo ya está instalado Joaquín Larrivey, un delantero que se ganó a la afición por su sencillez, sus goles y su compromiso con el equipo. No es fácil aunar todas estas características en un solo jugador y mostrarlas en un único año de estancia en un club. 

Larrivey lo ha conseguido. Llegó sin hacer mucho ruido después de una buena temporada en el Rayo Vallecano, especialmente la segunda vuelta. El desembolso del club fue inexistente, ya que llegaba libre. Se le ofreció un buen contrato y el ariete argentino no dudó en firmar. Su historia de amor con el Celta fue un flechazo, ya que muy pronto se metió a la afición en el bolsillo poniendo en jaque récords de otro ídolo como Vlado Gudelj. 

Un año después, ese delantero abandona Vigo dejando en la caja más de dos millones de euros, y la sensación de que lo ha dado todo por el equipo hasta el último instante. Sin rechistar. Fue titular cuando lo mereció y cuando mereció ser suplente respetó a sus compañeros. Anotó 12 goles en 36 partidos, buenas cifras para un delantero que ha demostrado en la liga española lo que tal vez no le dejaron en la italiana. 

Este verano tenía claro que debía salir del Celta. En los dos últimos años se había hecho un nombre en el mercado y tenía la oportunidad de firmar un gran contrato. Era su año, y debía aprovecharlo. Lo habló con el club y hubo comprensión por ambas partes. El Celta se llevaba un dinero que le vendrá muy bien, y el jugador progresará económicamente. Y todo lo hizo sin el más mínimo ruido. Discreto hasta el final, incluso cuando fue descartado por el Norwich. Volvió a entrenar con sus compañeros sin más.

El tiempo hará que lo recordemos con cariño. De hecho ya lo hacemos. Será difícil olvidar su gol al Deportivo en el derbi de la primera vuelta. Su celebración junto a Nolito en la grada de Marcador. También marcó en la vuelta, el gol que cerraba la victoria celeste. Lo celebró llevándose la mano al escudo. En el Nou Camp lo hizo dando grandes zancadas a modo de salto. Un gol histórico que le mantendrá de forma eterna en la historia del Celta. Hacía 73 años que el Celta no ganaba al Barcelona como visitante. 

A Vigo llegó un delantero argentino, y de Vigo se marchó como uno de los nuestros. Gracias por todo celtista. 

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