Seis años de constante crecimiento


Foto: Xoan Carlos Gil 
La victoria ante el Espanyol permite al Celta concluir la temporada en octava posición, un puesto por encima del resultado obtenido el año pasado y con dos puntos más que los logrados por el equipo entrenado por Luis Enrique. Este éxito del Celta es además el resultado de una evolución positiva desde que en el año 2009 estuviese al borde del descenso a Segunda División B. Desde entonces, el equipo siempre ha obtenido un mejor resultado que el año anterior. Poco a poco, sin prisa, el equipo va acercándose a los puestos europeos que rozó este año.

Temporada
Categoría
Posición
Puntos
2008-09
17
48
2009-10
12
52
2010-11
6
67
2011-12
2
85
2012-13
17
37
2013-14
9
49
2014-15
8
51

Temporada 2009-10 (Vivir tranquilos) 

Miguel Montes Torrecilla llega al Celta, en lugar de Ramón Martínez, que no había podido cumplir al frente de la dirección deportiva celeste. El salmantino contó con muy poco dinero en su primer año al frente del equipo vigués. Continuaba Eusebio en el banquillo y llegaron a Vigo jugadores de todo pelaje, pero la gran apuesta era la cantera. El técnico castellano apostó por muchos jugadores que posteriormente serían clave en el equipo: Hugo Mallo, Yoel, Túñez, Toni o Iago Aspas son algunos ejemplos. El equipo empezó sufriendo en la primera fase, pero encontraría su lugar en la segunda vuelta del campeonato, logrando una permanencia tranquila, aunque muy lejos del ascenso. Gran participación en la Copa del Rey, eliminando a dos Primeras y cayendo en cuartos ante el Atlético. 

Temporada 2010-11 (Salto de calidad) 

Cambio en el banquillo con la llegada de Paco Herrera. El Celta sigue ahogado económicamente, pero un poco más libre. Se ficha a David Rodríguez por 400.000 euros, primera inversión tras la concursal, y llegan también Quique de Lucas y Joan Tomás. Con estos retoques, la mano de Herrera y la consolidación de los canteranos, el equipo realiza una gran temporada y cae eliminado en las semifinales por el ascenso. Una experiencia fundamental para futuros sucesos. 

Temporada 2011-12 (El ascenso de la cantera) 

Continuó Paco Herrera al frente del equipo. A vigo llegaron Orellana, Mario Bermejo, Natxo Insa, Bellvís y Oier. Jugadores que dotaron al Celta de mayor empaque. El técnico catalán decidió colocar a Iago Aspas como delantero centro y el moañés explotó definitivamente. También sorprendió poniendo a Bermejo como mediapunta y a Oier como central. Ambos jugadores fueron clave en la temporada. El Celta lograría el ascenso directo con brillantez y muchos puntos, en una pugna durísima por el Real Valladolid. 

Temporada 2012-13 (Permanencia in extremis) 

El salto de categoría le costó al Celta, que sufrió mucho en grandes fases de la temporada. Empezó bien, pero cuando las cosas se torcieron le costó enderezar el rumbo. Los resultados se llevaron por delante a Paco Herrera, y llegó Abel Resino para reflotar el barco. El toledano dotó al equipo de mayor fortaleza mental, fundamental con alguna victoria sobre la bocina y ganando los dos partidos decisivos de la temporada. La salvación llegó en la última jornada. Llegaron a Vigo Cabral, Augusto y Krohn-Dehli, que serían muy importantes en años posteriores. 

Temporada 2013-14 (Tiempos mejores) 

A pesar de salvar al equipo, Abel Resino no siguió en Vigo, ocupando su lugar Luis Enrique. Además el equipo se reforzó con la cesión de Rafinha, y sobre todo con Nolito, por quien el Celta pagó 2,5 millones, para dar un salto de calidad que finalmente llegó. El equipo logró que no se notara la falta de Iago Aspas, reemplazado por Charles. También llegó Andreu Fontàs y se consolidó en el primer equipo Jonny. El equipo daba un salto de calidad apoyando en un estilo que tendría continuidad. 

Temporada 2014-15 (Más cerca de Europa)

El club se reforzó a conciencia para seguir mejorando. Llegaron a Vigo Planas, Sergi Gómez, Radoja, Pablo Hernández y Larrivey, y posteriormente Bongonda. En el banquillo también hubo cambios. Luis Enrique se marchó al Barcelona y llegó Berizzo, que apostó por una línea continuista, pero más agresiva que la de su predecesor. El equipo realizó una temporada imborrable, solo estropeada por una racha de 10 partidos sin ganar que impidió que el Celta alcanzase competiciones europeas. 

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