Rivalidad Celta - Depor: ¿Quién odia a quién?


Foto: Atlántico Diario
Esta semana se ha elogiado desde muchos sectores, especialmente aquellos que lo ven desde la imparcialidad, la iniciativa llevada a cabo por Celta y Deportivo, para desplazar a sus canteranos de forma conjunta. Lo que se buscaba era, por un lado ahorrar costes, y por otro fomentar la cordialidad y la deportividad entre dos equipos cuya rivalidad ya es histórica. Lo cortés no quita lo valiente, que diría el refrán. 

La cuestión es como ha encajado esta idea en Vigo y A Coruña, las sedes de los dos grandes equipos de Galicia por cuestiones históricas. Ambos representan a las dos ciudades más pujantes, y representan la dicotomía entre norte y sur, que habla de una Galicia más homogénea que si la división se hace entre este y oeste, entre el interior y la costa. 

Si hablamos de la rivalidad entre ambos equipos -y sus ciudades- debo hablar de mi experiencia personal. No nací ni crecí en Vigo, y en mi infancia tuve más relación con A Coruña, por cuestiones geográficas. Entonces, tenía la sensación de que había un odio visceral entre ambas aficiones, y que los integrantes de ambas urbes se apedrearían si pudieran hacerlo. 

Llegué a Vigo con esa sensación, y me sorprendió comprobar que no era así. Cierto que hay personajes de todo calado, celtistas que incluso se dedican a mofarse de otros celtistas desde el anónimato que otorga Twitter. Los indeseables no eligen donde nacer, pero basta con darse un paseo por Vigo y A Coruña para observar ciertas diferencias. 

Y como muestra, un botón. Las reacciones de los aficionados de ambos equipos al anuncio que las cuentas oficiales de Twitter realizaron en el momento de cerrar el acuerdo. El celtismo lo recibió como algo positivo, y así fueron sus mensajes. Entre los aficionados coruñeses se pedía la dimisión de Tino Fernández, en el mejor de los casos. De otros es mejor no hablar. 

Lo mejor es verlo y comparar las reacciones de ambas aficiones. Así son las cosas.




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