Misma idea, distintos recursos


Desde su llegada a la presidencia del Celta, Carlos Mouriño soñó con un club muy diferente al que se encontró a su llegada a Vigo, para ejercer en el Consejo de Administración de Horacio Gómez. Su idea de club de cantera, que aún hoy sigue siendo un anhelo en sus ideales, la figura del entrenador consolidado, casi un mánager, y su tendencia a contratar entrenadores formados o con relación con el Barcelona, dejan clara cual era su referencia en el mundo del fútbol. 

Desde que Mouriño es Presidente del Celta, han pasado por el banquillo de Balaídos Hristo Stoichkov, Eusebio Sacristán y Luis Enrique, pero además han sonado casi siempre nombres de ex jugadores del Barcelona, que apuestan por un 4-3-3, con juego combinativo y de posesión, y que apuestan por la cantera por filosofía. Cierto, Stoichkov no encaja en ese grupo, pero tal vez no lo sabían en Praza de España cuando lo contrataron. 

La filosofía de equipo de cantera ha marcado la trayectoria del Barcelona en los últimos 25 años, desde la llegada de Jonhan Cruyff, y también en Vigo desde que Eusebio empezó a tirar descaradamente de cuanto chaval se acercaba al campo de entrenamiento del primer equipo en A Madroa. A ello hay que unir el gusto por el buen fútbol, de toque, posesión e imaginación. Ninguno de los dos equipos especulan jamás con el resultado y buscan entrenadores adecuados a sus necesidades. 

El Celta ha demostrado una gran coherencia en sus contrataciones en los últimos tiempos. Con la excepción de Abel, que llegó para apagar fuegos y no para divertirnos, el resto de técnicos que han pasado por Balaídos, desde Eusebio, siempre se han caracterizado por un estilo alegre, alocado en ocasiones, pero que garantiza el espectáculo y el gusto por el preciosismo. Luis Enrique desarrolló un atrevido sistema el pasado año, que demostró que se puede triunfar en Primera sin especular con el resultado, y Berizzo lo ha ampliado esta temporada. 

La principal diferencia entre ambos clubes radica en el apartado económico. Ese que permite ir a Albacete a buscar a Iniesta, o a Manchester a repatriar a un antiguo canterano que el Celta tuvo que vender por cuatro duros para estar al día en sus pagos. El Barcelona maneja cada año un presupuesto que multiplica por veinte el de los vigueses. Misma idea, distintos recursos. Muy distintos. Pero con esos recursos, y sin renunciar a su estilo, el Celta intentará ganar mañana al Barcelona. Como ya hizo en el Camp Nou. ¿No es para sentirse orgulloso?.

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