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Foto: Jorge Landín |
En la resaca de la goleada al Rayo Vallecano hemos hablado mucho del póker de Santi Mina, del juego entre líneas de Orellana, de la verticalidad de Bongonda, pero no tanto del partidazo que se marcó Nolito en la noche del sábado. Es difícil de superar el rendimiento del andaluz, al que solo le faltó el gol para coronar una actuación memorable, que sin duda se recordará durante muchos años.
Y eso que lo tuvo en sus botas, especialmente en dos jugadas. Una en la primera parte tras una vertiginosa diagonal que obligó a Toño a intervenir con gran acierto, y la segunda ya en la reanudación, nada más comenzar el segundo acto, cuando su vaselina se le fue un poco alta. Por su juego merecía que se concretase en gol alguna de las dos acciones, pero el caso es que no entraron, y aún así su partido fue colosal.
Nolito repartió tres asistencias de gol, una cifra que esta temporada solo ha alcanzado Messi. Un hattrick solidario que encumbró a Larrivey y Santi Mina. El andaluz dio el pase del primero, del segundo y del sexto, y participó en casi todos. Además, mostró una cantidad enorme de recursos para asistir a sus compañeros. El primero tras un caño y ganar la línea de fondo asistió a Larrivey, y los pases a Santi Mina fueron dos pases al hueco, uno vertical y otro diagonal, para que el canterano firmase el primer póker de su carrera.
Tres asistencia en un partido, que realmente son tres y media, ya que el segundo de Larrivey, tercero del Celta, llegó tras el rechazo de Toño a un disparo de Nolito, quedando el balón muerto al borde de la línea de gol. Un recital del andaluz que mostró la solidaridad que contempla su fútbol. Pocos jugadores tan talentosos son capaces de mostrar tal compañerismo. El sanluqueño está muy lejos del egoísmo que caracteriza a las estrellas. No solo asiste, sino que se faja en defensa ayudando a los laterales con obsesión. Un regalo para el Celta que ojalá dure muchos años.
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