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| Foto: Óscar Vázquez |
Uno de los jugadores con mayor carisma, de entre los que han pasado más recientemente por Vigo sin demasiado éxito, fue Park Chu Young. El futbolista coreano llegó a Vigo como un fichaje exótico, aunque con un recorrido más que aceptable por la liga francesa, tras triunfar en el Mónaco durante cuatro brillantes temporadas, y un paso más gris por el Arsenal, club que cedía a Park al Celta.
Cuenta la leyenda que Torrecilla viajó a Londres dispuesto a traerse bajo el brazo la cesión de Bentdner y cuando se dio cuenta estaba facturando a Park para traérselo a Vigo. Nunca sabremos que hubiera sucedido en otras circunstancias, o si Park hubiese contado con más minutos jugando en su verdadera posición, más cercana al media punta que al delantero centro. En Vigo anotó 4 goles en los 26 partidos que disputó entre Copa y Liga, pero dejó tras de sí cierto olor a decepción.
Tras su marcha de Vigo, la trayectoria de Park ha sido difícil y errática. Primero se fue a realizar la mili, pendiente y obligatoria para todos los coreanos, y después vagó durante varios meses por los entrenamientos del conjunto “gunner” sin opción alguna de jugar y con el seleccionador de su país advirtiendo de la necesidad de tener minutos para disputar el Mundial de Brasil. Encontró acomodo en el Watford, aunque tampoco llegó a jugar demasiado, y en el mes de junio se quedó sin equipo.
El mercado de verano se cerró sin que Park encontrase acomodo en ningún club. Uli Stielike se hizo cargo de la selección coreana y no volvió a contar con él, aunque hace unas semanas recibió la llamada del Al Shabab Riyadh, club de la liga árabe, en la que milita actualmente el bueno de Park. Las estadísticas son discretas, pero al menos se ha reencontrado con el gol, uno en siete partidos disputados.
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