La Pantoja desnuda


Con lo sucedido el fin de semana pasado en Madrid, se vuelve a poner de actualidad el sentido que tiene mezclar con el fútbol cosas que no tienen nada que ver.

Hablamos de una pelea campal con el resultado de multitud de heridos y un fallecido entre supuestos seguidores de dos equipos de fútbol de primera división: Deportivo de La Coruña y Atlético de Madrid.

La gente que no sigue mucho el fútbol me pregunta si es debido a algún robo arbitral, si fue el Atl.Madrid el que mandó a segunda al Coruña, si el Atlético perdió algún título por culpa de los de la ciudad herculina, y claro, mi respuesta es que no, que la violencia tampoco estaría justificada en ningún caso, pero que así de memoria, sé que el Valencia fastidió varias veces al Coruña sobre un terreno de juego, o que el R.Madrid le ganó la Champions en la final a sus vecinos pero que entre estos dos, no recuerdo ningún pique futbolístico importante sobre un terreno de juego.

Luego empiezas a leer las opiniones en redes sociales y foros de internet y te enteras que todo se debe a una guerra eterna entre los fascistas y antifascistas. Que los fascistas mataron a un seguidor, que los antifascistas hirieron de gravedad a otros tantos. Viendo las imágenes, no das crédito, se trata de una guerra de palos, navajas, petardos y sillas, y a pesar de llevar muchos años acudiendo a estadios de fútbol y viajando algunas veces, no reconoces a ninguno como seguidor de un equipo de fútbol, ni sabrías decir cuales son los de un equipo o los del otro, no se ven ni bufandas, ni colores, ni nada que tenga que ver, porque esa gente no está ahí pegándose por nada que tenga que ver con el fútbol ni con ningún equipo de fútbol.

Los grupos violentos han encontrado un sitio que no les corresponde para colarse, esta guerra entre fascistas y antifascistas no pinta nada y mucho menos aquí. Estamos hablando de un deporte en equipo, que se juega 11 contra 11 con un balón y 2 porterías, y que puede llegar a producir tanta pasión como para llegar a sentir ese "amor por unos colores" del que tanto se habla o incluso a odiar con la misma intensidad los colores de tu rival, pero nada más, esto no da para llegar a las manos ni a la muerte. La rivalidad sana con sus piques y bromas es divertida y es parte de la gracia de este deporte, ganar o perder un partido por una jugada genial y discutir si fue o no fuera de juego, que tu portero salve la victoria parando un penalti en el descuento de un derbi o también las discusiones, digamos tácticas, de si prefieres jugar con 5 defensas, con 4 o con 3, o si te gusta jugar con 1 delantero o con 2, o dónde pone la defensa la línea del fuera de juego, en fin, que cuanto más lo analizas y más lo piensas, más te darás cuenta que tus ideas políticas, a quien votes o que tengas un poster del dictador Franco o del revolucionario Che Guevara en tu habitación, tiene la misma importancia en un estadio de fútbol que si tuvieras un poster de la Pantoja desnuda.

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