La presión celeste da sus frutos


Foto: M. Moralejo
Cuando Eduardo Berizzo tomó el mando del Celta trasladó a su vestuario que la intensidad y la presión no eran negociables. El técnico argentino cree en el fútbol de alto voltaje, de vaciarse sobre el césped y de ahogar al rival en cualquier punto del campo, y el sábado, ante uno de los más grandes, su apuesta se vio recompensada con un triunfo para la historia.

La presión a la que los célticos sometieron al Barcelona de Luis Enrique acabó por incomodar al rival hasta el punto de partir al equipo, dejarle sin centro del campo, y fundir a su tridente ofensivo, que vivió en primera persona lo que es verse las caras con Sergio Álvarez. Y todo, gracias a un acoso teledirigido desde el banquillo y que tiene su reflejo en las cifras.

El Barcelona disfrutó de una posesión abrumadora (66,9 %), pero vivió su partido más incómodo. El Celta redujo al 82 % el éxito de los catalanes en los pases, un ratio poco habitual en un equipo que basa su fútbol en rasear y combinar. En lo que va de competición los de Luis Enrique no habían bajado nunca en casa de un 84 % en la exactitud de sus pases (el porcentaje registrado frente al Athletic Club), y ante el Elche, en su debut liguero, el acierto culé había alcanzado una cota del 93 %. Frente al Granada se quedó en el 89 % y ante el Éibar en el 91 %.

Esa caída en cuanto a la precisión de los pases de los de Luis Enrique se debió fundamentalmente al intenso trabajo de un Celta que se plantó con la lección bien aprendida. Si bien Berizzo argumenta que su equipo no apuesta por un marcaje al hombre en todo momento, sino en función de la zona de actuación, lo cierto es que Radoja se convirtió en la sombra de Rakitic en el centro del campo, y cuando el Barça pasó a jugar con un 3-4-3, se olvidó prácticamente de su posición para convertirse en la pesadilla de Leo Messi.

La exactitud en el pase da pistas sobre la intensidad con la que el Celta salió al encuentro del Barcelona, y el número total de pases que los culés computaron, lo ratifica. Los de Luis Enrique firmaron ante los vigueses un total de 446 pases, una cifra notablemente inferior a sus anteriores encuentros en el Camp Nou. Frente al Elche habían enlazado la friolera de 724 pases, frente al Athletic registraron 555, ante el Granada 580 y en el duelo con el Éibar, 632. Incluso en su visita al Santiago Bernabéu, frente al Real Madrid, el equipo de Luis Enrique había alcanzado los 513 pases, con una exactitud del 90 %.

En lo que va de Liga, únicamente en el partido del Rayo Vallecano el Barça había rebajado los números que firmó ante el Celta, al registrar 385 pases con una exactitud del 82 %.

Todos al mismo ritmo

Desde la primera jornada, y con escasas excepciones, el equipo de Berizzo ha presumido de un fútbol gregario y solidario en el que la presión arranca con Larrivey y finaliza en la defensa. Cada jugador es consciente de cuál es su cometido, y también de cómo debe cubrir a sus compañeros. Ante el Barcelona, cuando en la primera mitad Sergi Gómez se marchaba con Messi, la defensa celeste se reconfiguraba, pasando Jonny a ejercer por momentos de central junto a Cabral, y con Nolito bajando a defender en el costado zurdo. Algo similar sucedía cuando Hugo Mallo dejaba su posición en el lateral derecho, donde acabó descentrando a Neymar, para atajar a un rival en el centro del campo. Si el de Marín abandonaba su zona, Orellana tomaba el relevo, si bien Alba subió menos por su banda. Una coreografía perfectamente coordinada en la que cada jugador era consciente de su cometido.

El fútbol de presión que utilizó el Celta para defenderse del Barça encontró además traducción en las faltas, con los célticos batiendo su registro de la temporada. Los de Berizzo cometieron 28 faltas, una cifra muy superior a las 19 con las que habían inaugurado la Liga frente al Getafe en el que, hasta el sábado, era el partido con más faltas celestes.

Lorena García Calvo / La Voz de Galicia

0 comments:

Publicar un comentario