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Foto: Jorge Landín |
"Es el peor recuerdo que tengo de mi carrera", asegura Álex. "Empezamos muy bien la temporada a nivel colectivo e hicimos una primera vuelta espectacular, pero en las últimas diez o quince jornadas no nos salieron las cosas. Al final entramos en 'play-off' y desgraciadamente nos dejaron fuera unos penaltis", rememora el centrocampista ferrolano, que dio el salto al primer equipo en esa campaña 2010/11. Álex fue una de las grandes apuestas de Paco Herrera, que le hizo disputar 37 partidos a pesar de que comenzó el curso con ficha con el filial. "A nivel individual fue una temporada muy buena para mí porque fue la primera a nivel profesional, jugando en Segunda División con regularidad. Tengo que estarle muy agradecido a Paco (Herrera) porque pertenecía al filial y simplemente iba a hacer la pretemporada con el primer equipo, pero él confió en mí desde el primer día y jugué un montón de partidos. Por suerte, sigo aquí, cumplo mi quinta temporada en el primer equipo y espero poder disfrutar de muchos más partidos con el Celta", apunta el ferrolano.
Pese al doloroso desenlace, la temporada 2010/11 hizo que el celtismo volviese a soñar después de tres años coqueteando con el descenso a Segunda B. El Celta no dejó de crecer desde entonces y hoy afronta un nuevo duelo contra el Granada después de haber logrado una histórica victoria en el Camp Nou. "El Celta llevaba varias temporadas rondando el descenso a Segunda B y ese año fue un punto de inflexión para el club. Desde entonces, ha cambiado mucho. A nivel institucional y económico ya es un club saneado, ejemplar para el fútbol español. Y el equipo ha ido creciendo poco a poco. Conseguimos el ascenso la temporada siguiente, sufrimos en la primera en la máxima categoría, pero la pasada campaña ya se vio que el equipo iba creciendo y yo creo que ahora mismo ya estamos asentados en Primera. Pero hay que intentar seguir creciendo para alcanzar cotas más altas", apunta Álex López.
Como el ferrolano, siguen en la plantilla Hugo Mallo –indiscutible aquella temporada en el lateral derecho pese a tener sólo 19 años–, Borja Oubiña –que tan solo jugó cuatro partidos esa campaña tras superar sus problemas físicos– y Sergio Álvarez. El 'Gato de Catoira', uno de los héroes del actual Celta, pertenecía entonces al filial, pero debutó con el primer equipo en la última jornada de Liga y vivió la eliminatoria contra el Granada desde el banquillo por la lesión de Falcón, que otorgó la titularidad a Yoel. Una de las grandes imágenes que dejó el duelo de Los Cármenes fue la de Sergio consolando a un desolado Álex al término del partido. Un año más tarde, ambos disfrutaron juntos del ascenso ya como miembros de pleno derecho del primer equipo, pero no ha sido hasta ahora cuando el cancerbero de Catoira se ha afianzado como portero titular del Celta. Y Álex lo celebra. "Más que un compañero, Sergio es un amigo. Llevamos muchos años juntos, hemos compartido piso, somos compañeros de habitación... Hemos vivido muchos momentos, tanto buenos como malos. Y la verdad es que me alegro muchísimo por él, en primer lugar porque se lo merece. Se lo ha ganado a pulso todos estos años. Ha trabajado con mucha humildad y mucho respeto. Es un currante nato, aparte de tener unas condiciones innatas para ser un grandísimo portero, tal y como está demostrando. Y también me alegro muchísimo por su familia, por sus padres y su hermano, porque sé lo mal que lo han pasado. Me alegra ver que Sergio y su familia están recibiendo la recompensa a tanto trabajo y ojalá que pueda seguir así, ayudándonos y siendo decisivo", afirma el ferrolano.
Borja Barreira / Atlántico Diario
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