El peor momento de Luis Enrique en Vigo


Foto: Lalo R. Villar
El tiempo recordará a Luis Enrique como un técnico que situó al Celta entre los diez primeros clasificados de la Liga, algo que no sucedía desde ocho años atrás, y la clasificación final tal vez tape el recuerdo de un arranque liguero marcado por las enormes dudas que generaba el equipo. Las primeras jornadas del campeonato no fueron agradables para el asturiano, muy criticado por un buen sector de la afición, que tuvo su apogeo en la novena jornada, con la visita del Levante a Balaídos. 

Aquella intempestuosa noche de lunes, con lluvias torrenciales y apagón en Balaídos incluído, el Celta cayó derrotado ante el conjunto entrenado por Caparrós, con un gol postrero que cayó como un jarro de agua fría sobre los aficionados que habían aguantado el chaparrón hasta el final. Con la derrota, el Celta quedaba situado en la penúltima posición de la tabla, con 6 puntos, a uno de la permanencia. 

Fueron tiempos de zozobra en Vigo. Carlos Mouriño tuvo que refrendar el trabajo de Luis Enrique, confirmando que no habría destitución. Se suele decir que la ratificación de un técnico es la antesala de su despido, pero en este caso no se cumplió. Aquel partido ante el Levante tiene más importancia de la que parece ya que Luis Enrique puso en liza algún cambio con respecto a otros partidos, y aunque el resultado no acompañó, los mantuvo en los siguientes partidos. 

Oubiña dejó de incrustarse en los centrales para sacar el balón, y el juego del Celta fue mucho más que infructuosos centros de Toni desde la banda izquierda. De hecho, al asturiano ya le rondaba por la cabeza la idea de prescindir del coruñés como lateral izquierdo.  Aquel día, los celestes merecieron ganar, pero no lo hicieron por una mera cuestión de puntería, algo que se resolvería en los siguientes partidos. Una semana después, el Celta derrotó al Málaga por cinco goles a cero en La Rosaleda, y aunque todavía el equipo no estaba plenamente ajustado, aquellos días de finales de octubre marcaron un antes y un después en la dinámica del equipo. 

El resto de la historia es más o menos conocida. Luis Enrique le dio la oportunidad a Orellana, asentó en la zaga a Cabral y Fontàs, a Jonny como lateral izquierdo, Krohn-Dehli en el pivote y la notable mejoría de juego de Nolito en la recta final fueron las claves que convirtieron al Celta en uno de los mejores equipos en la segunda vuelta de la Liga. Pero aquel paseo de Luis Enrique desde el banquillo a los vestuarios, bajo una lluvia intensa, fue el peor momento del asturiano en Vigo. 

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