Así dibujó Krohn-Dehli su obra de arte


El fútbol es uno de los deportes más plásticos que existen. La dificultad de dirigir un esférico con el pie es lo que le da a este juego un halo de excepcionalidad difícil de ver en otros deportes. Cuando un futbolista domina el balón con el pie como si lo estuviera manejando con su mano, el fútbol alcanza su mayor expresión como arte. No son muchos los futbolistas dotados con la magia de la clase, y el Celta, por fortuna, cuenta con uno de ellos: Michael Krohn-Dehli. 

El danés nos ha acostumbrado a sus filigranas con el balón en los pies, su elegancia en la conducción, su habilidad para ver líneas de pase donde otros solo ven piernas. Ayer dio buena muestra de ello con un pase genial a Nolito que dio tres puntos al Celta. Pero más allá de la victoria, para el recuerdo quedará la obra de arte ejecutada por el centrocampista céltico. Krohn-Dehli recibió el balón de Orellana, caminó hacia la media luna del área rival, y observó el desmarque de Nolito dibujando un pase en vaselina  tan perfecto que Nolito solo tuvo que esperar que el bote le permitiera remachar a portería sin oposición.



El gesto técnico de Krohn-Dehli no es muy habitual en el fútbol. Los pases de cuchara, aunque se intentan en ocasiones, no siempre salen, y no desde luego con la eficacia del que ejecutó en Elche Michael Krohn-Dehli. A la memoria del amante del fútbol le vendrá un pase similar de otro danés al que no le faltaba clase: Michael Laudrup. Ambos comparten nombre y nacionalidad, y también buen gusto por el fútbol. Laudrup lo hizo en El Sadar, habilitando a Romario, que batió con una vaselina al meta rival, redondeando la plasticidad de la jugada.


El pase de Krohn-Dehli no es casualidad. El danés ya lo ejecutó el pasado año, en la primera jornada de Liga ante el Espanyol, con otro precioso pase de cuchara a Álex López que el ferrolano aprovechó. No era tan perfecto aquel pase, ya que Álex tuvo que revolverse y enganchó el balón un tanto esquinado, pero la plasticidad fue casi idéntica. 



Pero no es la única especialidad que domina Krohn-Dehlicatessen, que hace dos temporadas, en un Celta - Real Valladolid, dio un pase de cuarenta metros brutal a Iago Aspas. El danés, todavía en campo propio, envió un balón al desmarque de Aspas, tan perfecto que el de Moaña solo tuvo que correr, encontrarse con el balón y encarar al guardameta visitante. Otra obra de arte. El lienzo de Krohn-Dehli es infinito.

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