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Foto: Lalo R. Villar (Diario As) |
La nueva era celeste, el Totismo,
daba comienzo a eso de las nueve de la noche en el viejo estadio municipal de
Balaídos. Y comenzaba con sorpresas, ya que el otrora gran central Eduardo
Berizzo dejaba en el banco a Hugo Mallo para apostar por Jonny y Planas en las
bandas de la zaga y, lo que es más importante, se decidía por Borja Fernández
en la medular tras su gran pretemporada. El resto, lo esperado por una grada
que cantaba al unísono y se reía de alegría ante las acertadas nuevas
presentaciones de los videomarcadores. Este Celta, tras tantos vaivenes en los
primeros años de la directiva actual, sabe ganarse a sus gentes.
Enfrente, el Getafe. Un equipo que nunca ha conseguido
cosechar victorias en Vigo pero que no está exento de pólvora en los últimos
metros. Conjunto, en definitiva, que siempre entraña su peligro y del que es
difícil predecir un techo claro. Sorprendió la enormidad de Sammir, interior
que en ciertos momentos volvió loco al debutante Borja en el medio del campo
ante las tímidas ayudas de Krohn-Dehli y Álex López, que formaron de por delante suyo como cabía esperar.
Pero el que comenzó pegando fuerte fue el equipo local:
triple ocasión tras zapatazo al larguero de Álex que se vio continuado por un
remate tímido de Larrivey al rechace que todavía encontró de nuevo la
madera. Orellana lo intentó de nuevo pero el balón ya salió despejado. Quedaban
encima de la mesa las cartas de Berizzo, ya insinuadas en la excelente
pretemporada: presión altísima y verticalidad sin rodeos. Si bien el juego del
Lucho, ahora en Barcelona, se mantiene en cuanto a la querencia de tener el balón
en franca posesión; los ideales del argentino difieren en cuanto al
aprovechamiento de esa posesión. Corre más rápido el balón por banda, se abusa
menos de la conducción y los tiros desde fuera del área son habituales.
Se observan diferencias también en la salida del balón. El
pivote defensivo ya no se incrusta entre los centrales (ayer Fontàs y Cabral,
compenetrados a la perfección desde el fin de la campaña pasada) y éstos
alternan el pase profundo con el lanzamiento en largo en busca del coloso
Larrivey. Impresionante el delantero argentino ganando todas las batallas aéreas
y no solo eso, también ofreciendo balones saneados que caían desde su cabeza al
pie del compañero.
El gol no tardó mucho en llegar y vino firmado por el
estandarte de esta temporada. ‘Golito de Nolito’ tras una mala salida de
Guaita, que achicó mal los espacios y no contó con la pillería y la calidad del
gaditano. Rugía Balaídos y rugía el propio equipo, que por suerte no se conformó
con el resultado y siguió presionando la salida de balón de un Getafe fiero en
los últimos metros pero mediocre en la retaguardia. Sin embargo hubo que
esperar al segundo asalto para que Orellana (otro de dulce), tras pelear un balón
y percutir en diagonal hacia el área, soltase un zapatazo con la zurda ante el
que nada pudo hacer el exportero del Valencia.
Ya se había hecho dueño el Celta del partido en los primeros
compases del segundo tiempo con una presión que nunca decaía y el segundo gol
podía haber llegado antes con una internada de Álex López que volvió a lamer el
larguero. Pero, cosas del fútbol, cuando mejor estaban los olívicos fue cuando
llegó el gol del Getafe. Jonny pierde un balón en tres cuartos de campo
contrario y Orellana no cierra el espacio a la espalda, lo que provocó una
contra veloz lanzada por Lafita que terminó en la red tras punterazo del
omnipresente Sammir. Mucho que corregir a la espalda de la defensa al asumir
tantos riesgos. El Celta, de momento, está descompensado en la transición
defensiva tras pérdida ofreciendo muchos espacios y sufriendo al contraataque. No
fue la única, ya que los madrileños se sintieron cómodos en ese aspecto pese a
sus carencias (o ausencias) generales en el juego.
Por suerte la reacción fue temprana y el ingreso de nuestro
sub-campeón mundial, Augusto Fernández, dio un nuevo aire al medio del campo
ofreciendo posesiones más largas y ayudas defensivas más fiables a Borja Fernández.
Precisamente fue Augusto el que condujo el balón hasta llegar a Nolito, mago en
el gol y la asistencia, para conectar definitivamente con un Larrivey que no
perdonó. 3-1 y el partido visto para sentencia ya que el Getafe poco más pudo
hacer en el tiempo restante. Tardó el Toto en hacer los dos cambios que
faltaban, Radoja y Charles, pudiendo quizá haberlos hecho con más minutos por
delante. Un detalle, en fin, que no empaña la gran victoria conseguida en el
partido I del Totismo. Que continúe
la fiesta.
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