Nolito, un valor en alza para el Celta


Foto: Jorge Landín
Vive el mejor momento de su temporada de debut en el Celta tras protagonizar un comienzo irregular y un ecuador gris que le confinó en el banquillo. Pero Manuel Agudo Durán, Nolito (Sanlúcar de Barrameda, Cádiz, 1986) ha resurgido con la primavera para convertirse en una de las claves de un Celta que está a punto de certificar la permanencia en Primera División a falta de cuatro jornadas de Liga. Ya es el máximo goleador del equipo de Luis Enrique, con diez tantos. El técnico asturiano lo dirigió en el Barcelona B y el pasado verano lo reclamó para reforzar la plantilla céltica. El club gallego apostó fuerte por el gaditano, que se había marchado al Benfica, desembolsando 2,5 millones de euros por el 70 por ciento de los derechos del futbolista. En Almería realizó su mejor actuación como céltico: marcó dos de los cuatro goles del equipo y le regaló una asistencia a Charles. Juega con el mismo descaro con que se expresa: "Vamos a tener que echarle más cojones que el Rayo", exclamó en las jornadas previas a visitar Vallecas, donde el Celta esperaba llevarse los tres puntos que finalmente le arrebató el domingo al Almería para dejar casi sentenciada su salvación.

Aunque al presentarse en Balaídos evitó dar una cifra de los goles que esperaba conseguir en su primera temporada en el Celta, Nolito acabó por asumir que marcar "menos de diez sería un fracaso para mí". A mitad de curso no parecía que fuese a cumplir este objetivo, cubierto con el doblete de Almería. Sumó tres tantos en las diecinueve primeras jornadas, aunque a ese pobre balance anotador contribuyeron algunos de los siete lanzamientos que ha estrellado en los palos de la portería rival.

Fue titular en las primeras cinco citas de Liga y marcó un tanto (Betis), lejos de los cinco que logró en el debut con el Benfica. Con esa manita, Nolito igualó el récord del mítico Eusebio con el campeón luso medio siglo antes.

Ante su irregular arrancada de curso, Luis Enrique lo sentó en el banquillo por primera vez ante el Villarreal. Además de ofrecer poca pegada, el gaditano apenas asistía a Toni en labores defensivas. Así, la banda izquierda del Celta se hizo famosa en el campeonato por su vulnerabilidad.

Su segunda suplencia fue en el Vicente Calderón, tras no participar en la indecorosa derrota en Getafe. Ante el Atlético de Madrid, sin embargo, demostró que no desfallecería en la pelea por triunfar en Vigo. Marcó el tanto del Celta ante el conjunto rojiblanco, que acabó arrinconado en su área.

En la goleada en Málaga sumó su tercer gol, en una etapa en la que disfrutó de seis titularidades consecutivas. Su presencia en el once se debía más a la desconfianza de Luis Enrique con Orellana que a los méritos contraídos por el gaditano, que ante el Almería vio cómo resurgía el atacante chileno como extremo izquierdo. Esa ha sido la plaza que le ha asignado Luis Enrique, desde los tiempos del Barça B, aunque en alguna ocasión puntual lo pasó a la banda derecha.

Con Orellana en su máximo apogeo y bajo las sucesivas ciclogénesis explosivas que castigaban Galicia, Nolito se sumió en un estado de hibernación. Un nuevo gol, esta vez ante el Betis, le sacó del banquillo para visitar Granada, uno de sus exequipos. Más suplencias que celebraría con otro tanto, esta vez al Villarreal.

Y con la desaparición de la lluvia y los primeros rayos de sol, Nolito volvió a recuperar el protagonismo perdido. Fue titular ante el Atlético de Madrid y a la semana siguiente anotó el tanto de la victoria ante el Levante.

Luis Enrique lo reservó en el Camp Nou para que estuviese fresco contra el Sevilla. El gaditano marcó el tanto a los sevillistas que suponía una inyección de puntos y de moral para escapar del descenso. Desde entonces, es fijo en el once, obligando al técnico asturiano a utilizar a Orellana en la derecha. La izquierda del ataque céltico está reservada a Nolito. Se lo ha ido ganando con goles y compromiso en labores defensivas. Ante la Real Sociedad igualó a Charles como máximo goleador. En Almería logró un doblete que le convierte en el octavo mejor artillero español de la Liga. El gaditano cumple las expectativas del 10 que esperaba encontrar el Celta para suplir a Iago Aspas. Es un valor en alza que comienza a rentabilizar lo invertido en él por el club.

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