La Otra Crónica: duelo al sol


Foto: Marca
Los hermanos McCandless, interpretados por Joseph Cotten y Gregory Peck, lucharon en los años cuarenta por el amor de Jennifer Jones bajo un sol abrasador en el lejano Oeste americano. Se trataba de Duelo al Sol (Duel in the Sun, King Vidor, 1946), una de las películas capitales de la historia del cine. El Celta y el Levante se citaron a la hora de la siesta de un sábado de fallas con el sol como testigo para luchar por la permanencia. Sin revólveres, pero con la mordiente propia del vaquero que reclamó su nombre y su honor en las llanuras eternas de finales del XIX.

Luis Enrique sorprendía una vez más. Esta vez mucho, añadirían algunos. Saltaban de inicio dos hombres poco habituales: Iñigo López en la defensa y Levy Madinda en la media. Se quedaban en el banco, por lo tanto, ilustres como Borja Oubiña, Álex López o Michael Krohn –Dehli. Fontàs adelantaba de nuevo su posición hasta el pivote defensivo y arriba se situaban Nolito, Charles y Orellana. El anadaluz, cada vez más en forma cuando algunos ya lo daban por perdido. Nunca es tarde si sus goles van a servir para materializar puntos. Pero sorprendía, esto mucho más, la suplencia de un Hugo Mallo que desplazaba a Jonny al lateral derecho dando la titularidad a Jon Aurtenetxe en el flanco izquierdo.

El primero en disparar fue el Levante, pero con poco ímpetu. El Celta empezó perezoso, sacudiéndose el calor y asentándose en el campo con buen rigor defensivo y paciencia para el ataque. Pronto llegó el gol, uno de los más bellos de la temporada, por mediación de Nolito a pase de Augusto. Bajó a recibir Orellana cuando Jonny buscaba una salida creando un espacio que aprovechó el internacional argentino. Control con la puntita de la bota que explica el por qué de sus repetidas internacionalidades, pase con tensión al segundo palo y remache de un Nolito que nunca dejó de estar atento.

El duelo no podía ir mejor para el Celta: los locales no estaban acostumbrados a una situación semejante en un partido disputado en su estadio. Llevar la iniciativa no es plato de su gusto y el Celta consiguió lo más difícil, que era no entrar en su plomizo ritmo de juego hasta que la estocada fuese irremediable. El primer asalto, finalizado al descanso por fortuna para los de Caparrós, se lo llevó el Celta y Luis Enrique en particular. Su planteamiento tranquilizó a los incrédulos a base de ocasiones claras. Raro fue no irse con un 0-3 después de un palo de Nolito y varios remates a bocajarro desbaratados por el inmenso Keylor Navas y sus compinches defensivos.

La segunda parte nada tuvo que ver, especialmente en lo que a dominio se refiere ya que directamente este no existió. Se convirtió el duelo en un mano a mano. Como si mucho que ganar y poco que perder tuvieran los dos equipos. Sin renunciar a morir por las ansias indómitas de sobrevivir. Disparo tras disparo, sin medio campo presente, Levante y Celta regalaron un partido de esos que el espectador neutral agradece. Hasta la veintena de ocasiones llegaron ambos equipos, algunas más claras que otras, obligando a lucirse a ambos cancerberos.

No fue un buen negocio, sin embargo, para las filas celtistas. Tras perdonar repetidamente en la primera parte, el cuento seguía repitiéndose con palos de Nolito, remates claros y manos a mano solucionados ya fuera por el portero o por la defensa. Así que el Levante incrementó la presión y quiso ganar, algo que no suele darse y que esta temporada solamente el Celta ha conseguido exigirle. Llevaron la iniciativa los locales y bien pudieron empatar: penalti marrado, parada imposible de Yoel cuando todo estaba perdido y desacierto continuo de unos y otros.

Parecía imposible en este duelo sin fin que el 0-1 se mantuviese. Un 4-4 o un 4-6 hubieran tenido mejor rima con la que nuestros ojos veían. Al Levante, tras tanta insistencia, se le acabó el fuelle y el Celta supo navegar en aguas tranquilas. Los últimos 10 minutos enfriaron el duelo y los del Lucho sí dominaron el balón disponiendo incluso de un par de ocasiones claras más.


Todo se quedó como estaba y el amor de Jennifer Jones se fue para Vigo. Tres puntos ideales y revitalizantes tras mala racha que, además, sitúan al equipo como el líder de la permanencia. Zona tranquila y muchos equipos por detrás a la espera de que los resultados acompañen. Y fue, sobre todo, con una bonita propuesta y con el sacrificio de todos aquellos que disputaron algún minuto en el encuentro. Un duelo que tuvo al sol como testigo y que quedará como una de las batallas más importantes de este Celta 2013/2014.

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