El dolor traspasa fronteras


Foto: Jorge Landín
Balaídos registró ayer una de las mejores entradas de la temporada. 24.529 espectadores poblaron las gradas del vetusto coliseo olívico para soñar primero y sufrir después con la visita del Atlético de Madrid, que con dos goles de Villa dibujó un gesto de decepción en los fieles seguidores celestes, muchos de los cuales abandonaron el estadio antes de que el inconfundible Mateu Lahoz señalase el final del partido. Pero la decepción, tan lógica como la derrota ante el líder de Primera División (a la espera de lo que hoy haga el Real Madrid) no se circunscribió únicamente a Balaídos. Son muchos los aficionados al Celta que día a día siguen la evolución de su equipo a cientos o miles de kilómetros. Ayer, 10.000 lo hicieron también a través de la aplicación Puerta 1923, parte del novedoso proyecto Balaídos Universal a través del cual el club vigués quiere llegar a todos aquellos hinchas que no pueden sentir in situ el calor de sus iguales.

La aplicación permite a todos los aficionados ver a través de su móvil la llegada de los jugadores al estadio, imágenes exclusivas del vestuario o el calentamiento previo al encuentro. También escuchar el himno cantado a capela minutos antes del pitido inicial o ver, ya durante la contienda, el vídeomarcador de Balaídos con el sonido ambiente y la megafonía del estadio. Detalles cotidianos o hasta insignificantes para todos aquellos que cada quince días pueden disfrutar de su equipo en directo; un regalo para los que sufren y disfrutan con él desde la distancia.

El estreno de Puerta 1923 resultó todo un éxito. La aplicación registró 10.000 entradas procedentes de 33 países diferentes. De todos los puntos de España y, también, de Alemania, México, Irlanda, Canadá, Polonia, Suecia, Chile, Panamá, Argentina, Portugal, Venezuela, Bélgica, Turquía, Gibraltar, Italia, Singapur, Reino Unido, Francia, Holanda, Estados Unidos, Brasil, Suiza, Andorra, Uruguay, Japón, Finlandia, Israel, Emiratos Árabes Unidos, Australia, Grecia o Kuwait. Hay celtistas en todas las esquinas del mundo. Todos soñaron con derrotar al Atlético, todos cayeron junto a los pupilos de Luis Enrique.

En Balaídos, aun con más gente en las gradas que en otras ocasiones, el ambiente fue menos cálido de lo esperado. Hubo momentos de tensión, de incomprensión hacia el árbitro, de optimismo justificado, de entrega hacia un Celta que por momentos parecía superior al Atlético. Fue, realmente, un espejismo para un público siempre sediento de hazañas y tan acostumbrado a sufrir que los dos goles de Villa no hicieron sino despertar a los aficionados más fieles, que gritaron más que nunca cuando su equipo iba por debajo en el marcador. Decepcionados, pero orgullosos. En Vigo o en las antípodas.

0 comments:

Publicar un comentario