Distanciados, pero un poco menos


Foto: Susana Vera
El Celta y el Atlético de Madrid juegan batallas diferentes. El primero tiene el ojo puesto en la salvación de la categoría, mientras el segundo se ha ganado un hueco entre los dos grandes y aspira a todo. Por eso el duelo que se verá este sábado en Balaídos será entre dos polos opuestos, aunque mucho menos distanciados que cuando se vieron las caras en la primera vuelta. El Celta ha crecido notablemente desde que pasó por el Calderón, y el Atlético, aunque sigue siendo temible, también se ha revelado humano.

Ida
Un Atlético imparable
Cuando en la octava jornada de Liga el Celta salió al césped del Calderón, se encontró de bruces con el colíder de la Liga y el único equipo, junto al Barcelona, que no había cedido ni un solo punto. Los del Cholo protagonizaron un arranque de Liga inmaculado en el que hicieron pleno de puntos y en el que su capacidad goleadora (19 goles en 7 jornadas) se completaba con su balance defensivo, de tan solo cinco tantos encajados. Frente a ese Atlético que comenzó de manera fulgurante, el Celta se presentaba con tan solo una victoria en su haber, seis puntos en la cuenta y más goles en contra que a favor (10 frente a 7).


Segunda vuelta
Los mismos puntos
El Atlético cerró la primera vuelta de la Liga con 50 puntos y colíder, 31 más que un Celta que ocupaba la décimo cuarta posición. Sin embargo, desde que se superó el ecuador del curso, los números de celestes y colchoneros se han igualado, hasta el punto de que ambos han sumado 11 en estos siete partidos. Los vigueses, en un buen momento, han conseguido dar la vuelta a su balance de goles, que ahora arroja un resultado positivo (9 frente a 6), mientras que los del Cholo han reducido su balance, aunque sigue siendo positivo (12 a favor frente a 7 en contra).


El momento actual
Los puntos se igualan
En toda la primera vuelta el Atlético de Madrid perdió un partido (Espanyol 1-0), y empató dos. Desde que arrancó la segunda mitad del campeonato, han hincado la rodilla en Almería (2-0) y ante Osasuna (3-0), dos rivales de la Liga del Celta. «Teníamos controlado muchos aspectos y supimos hacer las ayudas necesarias para que Costa y Arda no estuvieran a gusto. Queríamos hacer un partido largo y por suerte ha sido así». Así se pronunciaba el entrenador almeriense, Francisco Javier Rodríguez, tras arrebatarle la victoria a los del Cholo, mientras que Javi Gracia, del Osasuna, apuntaba como claves del éxito «la intensidad y acierto», además del trabajo fructífero a balón parado.


Celta
Un equipo en crecimiento
El Atlético de Madrid ha rebajado en este arranque de la segunda vuelta la seguridad y garantías que le caracterizaron durante toda la primera mitad, mientras que el Celta ha experimentado una tendencia contraria. El equipo de Luis Enrique ha ganado intensidad, claridad de ideas y contundencia desde el arranque del 2014, quizás amparado por la mejoría defensiva del equipo. La apuesta por Jonny en el flanco izquierdo, el momento dulce de Cabral, las garantías de Fontás en la zaga o en el mediocentro, así como las opciones que se han generado alrededor del pivote, han incrementado el rendimiento vigués.


Los hombres clave
Un Rafinha en crecimiento
El Atlético de Madrid, además de destacar por la intensidad de principio a fin que es capaz de imprimir a sus partidos, destaca por sus individualidades. Jugadores como Diego Costa resultan resolutivos, algo de lo que el Celta carecía en la primera vuelta. Ha sido con el paso de las jornadas cuando el juego de Rafinha ha explotado hasta convertir al hispano brasileño en un jugador capaz de marcar las diferencias. Sus jugadas personales son un argumento de fe para los vigueses.

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