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Foto: Marta Grande |
El fútbol tiene una alquimia curiosa. "Polivalencia" es el mantra que repite Torrecilla en cada presentación. El Celta ficha navajas suizas. Toni, sin embargo, se va porque Luis Enrique no le encuentra más uso que el de lateral izquierdo. A él, que ha sido siempre interior e incluso hubiera servido como extremo. Los futbolistas son barro que los técnicos moldean. Luis Enrique tomó un centrocampista, coció un lateral y se le ha roto con el uso. Toni recompondrá sus añicos en Estados Unidos, no se sabe como qué.
No culpo al técnico. El bien colectivo exige a veces el sacrificio del individuo. Lloro a Toni porque el destino le obliga a empujar de nuevo la roca hasta la cima. Su relación con el Celta se define en sus idas y sus vueltas; en la lenta y tenaz conquista del afecto de los entrenadores. Hay jugadores de amor a primera vista. Otros han de trabajarse el romance. Toni ha sido cedido, descartado, suplente... Nunca ha desmayado en el intento de vestirse la celeste. Lo que tiene en él especial valor porque no resulta sencillo ser un coruñés que juega en el Celta como no lo sería para un vigués deportivista cuando se vuelve a casa. Si lo intentó como lateral, no fue por su gusto, aunque algunos en Balaídos lo hayan silbado como si hubiese expropiado el puesto. Ciertamente la irrupción de Jony no admite dudas sobre quién debe jugar. Aunque en el fútbol todos los puestos están conectados por hilos invisibles. Quizás la suerte de Toni hubiese sido otra si Nolito se esforzase tanto en las coberturas como Orellana; quizás sus centros hubiesen tenido mayor precisión si hubiese dosificado mejor sus incorporaciones. No fracasó por incumplir las órdenes de Luis Enrique sino por cumplirlas. Di a los espartanos que por obedecer sus leyes aquí yacemos.
Toni se va, o sea, como se fueron antes Joan Tomás, Túñez, Vila o Natxo Insa. Futbolistas que contribuyeron de forma valiosa al ascenso y la milagrosa permanencia del Celta. Que precisamente por el ascenso y la milagrosa permanencia del Celta, por el crecimiento que se ha buscado después, perdieron su utilidad para el proyecto. Yo creo que en cierto modo lo sabían. Que Insa, cuando iba a disparar, aunque fuese en una milésima de pensamiento, sabía que el gol al Espanyol lo condenaba a irse. Pero metió aquel gol igual que Toni ha sudado en cada entrenamiento. Para que el Celta gane aunque sea sobre sus restos.
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