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| Foto: Ricardo Grobas |
El pasado martes, Miguel Torrecilla, director deportivo del Celta, aseguró que el Celta intentará prolongar la cesión de Rafinha un año más. Son declaraciones lógicas por parte del salmantino, aunque no sabremos cuanto de teatralización habrá en ellas. Obviamente, nadie espera que saliese ante la prensa diciendo que van a renunciar a su continuidad, pero será realmente compleja y es algo que el común del celtista sabe a día de hoy.
Más allá del rendimiento de Rafinha en las últimas jornadas, que ha mejorado considerablemente con respecto a los primeros partidos, su cesión tiene la finalidad de que se foguee en Primera División, categoría que no había pisado hasta la fecha. Un buen rendimiento de Rafinha en el Celta, lejos de acercar su continuidad en Vigo, la aleja. En Barcelona están muy pendientes de lo que está haciendo como celeste, y planea sobre el Camp Nou la sombra de la renovación del equipo, con Rafinha como uno los principales estandartes.
El jugador, por otro lado, aún estando muy a gusto en Vigo, donde reside parte de su familia, también tendrá su ambición y estará interesado en triunfar en el Barcelona, donde ha culminado su formación futbolística en los últimos años. Las partes, Barcelona, Rafinha y Celta, tendrían que volver a sentarse y ponerse de acuerdo, pero parece realmente complicado pensar que vuelvan a llegar al mismo acuerdo al que llegaron el pasado verano. Ojalá así fuese y Torrecilla logre el reto de conseguir la continuidad de Rafinha en la entidad celeste. Traer al hijo de Mazinho a Vigo supuso una gran alegría para el celtismo, plasmada ahora por el gran rendimiento del "12" en el campo. Ampliar su compromiso un año más sería un gran regalo.
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