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| Foto: Jorge Landín |
Luis Enrique apostó por un once habitual. Una formación inicial en la que, a pesar de la lógica, había novedades con respecto al equipo que logró ganar hace una semana en Vila-real. Charles, baja por gripe, comenzaba de la partida. Las otras dos variaciones recaían sobre la sala de máquinas. Álex López dejaba en el banco a Krohn-Dehli mientras que Oubiña recuperaba el timón de juego.
La presencia del vigués motivaba modificar la línea defensiva al tener que retroceder a Fontás, que volvía a ser la pareja de Gustavo Cabral en el eje de la defensa. Esa decisión suponía la suplencia de Jon Aurtenetxe, que a pesar de su poderío en el juego aéreo no acaba de tener continuidad en el once céltico.
La gran incógnita en el duelo ante el Getafe es si la titularidad de Oubiña era la mejor opción. Sobre todo cuando la propuesta del cuadro azulón era ceder todo el protagonismo al Celta. El equipo de Luis García Plaza no presionaba la salida de balón. Dejaba construir desde atrás y su único objetivo para asaltar Balaídos era el contragolpe y las acciones a balón parado. La presencia de Krohn-Dehli como pívote podría darle más creatividad a una sala de máquinas que le costó crear peligro durante los primeros 45 minutos.
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