Un triunfo con taquicardia


Foto: Ricardo Grobas
El Celta puso a prueba de nuevo la capacidad cardiaca de su afición. Su segunda victoria de la temporada en casa también llegó después de que el rival se adelantase en el marcador. Ayer fue el Valencia, antes lo había hecho el Almería. Los dos , sin embargo, se marcharon sin puntos de Vigo gracias al esfuerzo del equipo de Luis Enrique, que finaliza la primera vuelta fuera del descenso.

Con esta victoria, el conjunto celeste recupera los mejores síntomas en su juego, por momentos brillante, y a su goleador, Charles. Además, Luis Enrique ha encontrado un once tipo, en el que ayer despuntó Orellana y en el que crecen jóvenes con talento como Rafinha y Jony.

Un equipo definido

Los mismos que brillaron en el Bernabéu tuvieron una nueva oportunidad ayer. La única novedad en el equipo de Luis Enrique fue Andreu Fontás, recuperado de su lesión en el tobillo, que entró por el juvenil David Costas.

Línea de juego

Y ante un Valencia que llegaba a Balaídos eufórico por el efecto Pizzi, el Celta propuso el mismo plan que el lunes pasado ante el Real Madrid: dejar la iniciativa del juego al adversario para atacar con rápidas combinaciones. En el intercambio de golpes, el Celta encontró un hueco, tras una excelente jugada de Orellana. El chileno está inmenso. Pero Charles lanzó el balón a las manos de Diego Alves. Los célticos volvían a perdonar, como en el Bernabéu, y el rival aprovechaba la primera ocasión para adelantarse en el marcador.

Alto coste

El equipo de Luis Enrique pagaba un alto precio por un mal pase de Oubiña y un despiste en el marcaje a Parejo, que entró como por su casa para rematar a bocajarro el centro de Feghouli. Un fallo que suponía un alto coste para un Celta que había ofrecido destellos de que puede ser imparable cuando triangula con precisión y creatividad. El gol le pasó factura a los locales, pero también a los visitantes, que redujeron las revoluciones, sobre todo por las bandas, donde Piatti y Feghouli amenazaban con amargarle la tarde a Mallo y a Jony.

Reacción

Luis Enrique aprovechó el descanso para proponer a sus jugadores que presionaran más arriba. Al Valencia podía comenzar a pasarle factura el desgaste físico del partido de Copa ante el Atlético de Madrid.

El regreso de charles

El partido apuntaba a que Charles podía caer en una depresión por no aprovechar las ocasiones de gol. Pero el fútbol le devolvió todo el trabajo y el sacrificio que dedica para ayudar al equipo. Su amigo Rafinha le regaló un balón a la espalda de Ricardo Costa, que dejó pasar al hispano brasileño para que celebrase su primer gol del día. En cuatro minutos, el Celta igualaba el partido.

El mejor refuerzo

El Celta, que peina el mercado en busca de refuerzos, ganó ayer un delantero veterano, sin apenas experiencia en Primera, pero que tiene hambre de triunfar en la élite tras una carrera en categorías menores. Y al más puro estilo Lewandowski, Charles Dias recibió el balón en la frontal, rompió la cintura de Oriol Romeu y descerrajó un disparo que Diego Alves apenas vio pasar entre sus guantes y el poste. Era su séptimo gol.

Rival asfixiado

Con la defensa más adelantada y presionando la salida del balón, el Celta había logrado asfixiar al Valencia, que se quedaba sin los dos centrales por lesión y perdía todos los balones divididos al no poder seguir el ritmo del rival. Oubiña, recuperado del error del primer tanto, dirigía el juego de los celestes, que pudieron sentenciar en el minuto 87. El lanzamiento de Nolito se estrelló contra el palo.

Angustia final

Y como pasó en el primer tiempo con el fallo de Charles, el Valencia aprovechó la siguiente jugada para poner el ritmo cardiaco de Balaídos a mil. Feghouli mandó el remate de cabeza al palo y el rechace lo lanzó a las nubes Canales. El Celta vivía angustiado los últimos instantes para sumar la segunda victoria en casa del curso, con mucha taquicardia. Ya suma 19 puntos.

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