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| Foto: LFP |
Rafinha Alcántara emergió en un gran escenario. El pequeño de los Alcántara tenía pendiente firmar un partido redondo vestido de celeste, y lo hizo en el Bernabéu, aunque no le alcanzó a su equipo ni para puntuar ni para eludir una visita a la zona de descenso. «Estuvimos a la altura de un equipo tan grande como el Real Madrid, pero ellos tienen los mejores jugadores del mundo y si perdonas y cometes pequeños fallos, a la más mínima marcan», comentó nada más acabar el partido el hispanobrasileño en el Bernabéu.
Al margen del resultado, Rafinha se multiplicó ayer. Actuó como teórico extremo derecho, pero auxilió a Hugo Mallo, viajó al centro del campo en busca del balón y cuando pudo lo llevó cerca del área contraria. Incluso dispuso de una clara oportunidad en la recta final del choque con 1-1 en el marcador. En total entró en contacto con el esférico en 77 ocasiones y acertó en el 79 % de los pases, también en tres regates marca de la casa. Fue el estandarte del buen fútbol vigués en el Bernabéu, pero que no alcanzó para sumar. «Estamos jugando al fútbol, demostrando que lo hacemos bien, pero los resultados no nos acompañan», reconoció el jugador.
En Chamartín Rafinha quizás haya puesto fin a una de las dudas de Luis Enrique. Su sitio en el campo. Hasta la fecha el jugador cedido por el Barça había combinado el flanco izquierdo del trivote en el centro del campo con el derecho en el ataque. Ahí parece encajar en la idea de juego que Luis Enrique tiene para él en Vigo, porque puede acercarse al área rival, pero también puede sorprender con sus diagonales y asociarse con los jugadores del medio campo. Además tiene como escuderos a Hugo y Augusto. Casi nada.
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