El triunfo ante el Valencia ha situado al Celta en una buena posición -decimoquinto, con 19 puntos, a tres del descenso- para afrontar con más optimismo una exigente segunda vuelta de campeonato. Lograr la permanencia con menos apuros que el curso pasado es el objetivo del equipo de Luis Enrique. Después de muchos titubeos en un arranque irregular, con triunfos inesperados fuera y con la acumulación de hasta siete jornadas sin ganar en casa, el conjunto celeste ha equilibrado la balanza entre lo que concedía en su área y lo que obtenía en la rival. Por el camino se han producido cambios continuos en el once, algunas modificaciones tácticas y la irrupción de jugadores que no contaban al principio. El Celta ha mejorado con el paso de las jornadas y, a base de mucho sufrimiento, han surgido los resultados positivos para poder sacar los pies del barro.
Cantera. La cantera continúa siendo la seña de identidad del Celta, que ante el Valencia salió de cara con cinco futbolistas formados en A Madroa. Luis Enrique ha cumplido la palabra que dio en su presentación como nuevo técnico. Incluso concede más protagonismo del esperado a juveniles como Santi Mina y David Costas. En su búsqueda de un lateral izquierdo, ahora apuesta por Jony, internacional sub 19 con España. Además, Yoel, Mallo, Álex o Madinda son valores en alza en una de las mejores ligas del mundo. La fórmula la recordó Luis Enrique en su presentación: "Futbolistas de Galicia, jugadores que estén claramente involucrados, todo ello nutrido con otro tipo de jugadores que refuercen la plantilla". Esta filosofía triunfa desde hace unos años en la Real Sociedad.
Estilo de juego. Con la contratación de Luis Enrique, el Celta apostó por el fútbol de elaboración que puso de moda el Barcelona, pues el técnico gijonés jugó ocho temporadas en el Camp Nou, preparó el curso de entrenador con Guardiola y dirigió al filial del Barça. Y para que ese sello fuese más visible en la piel del Celta, Luis Enrique llegó a Vigo con tres jugadores con pasado azulgrana: Andreu Fontás, Rafinha Alcántara y Nolito. Para Luis Enrique, el estilo es innegociable y no importa el rival o el lugar donde juegue su equipo porque siempre saldrá dispuesto a dominar el partido con el balón en el pie de sus futbolistas, a los que se le exige que lo traten con mimo y en busca de asociaciones.
Recompensar esfuerzos. Luis Enrique ha puesto en práctica el valor del esfuerzo en el trabajo con la titularidad. Quien mejor entrena jugará como titular.Esa es la recompensa a ser eficientes en los entrenamientos. No parece que haya intocables en la plantilla para el asturiano, por el momento, pues futbolistas que parecían insustituibles se fueron al banquillo o a la grada. La grabación de los entrenamientos y el análisis pormenorizado de las imágenes impide el relajamiento de la plantilla. Futbolistas descartados en un principio, como Toni u Orellana, han sido titulares en muchas ocasiones. El chileno incluso ha desbancado de la titularidad a Nolito, por el que el Celta realizó el mayor desembolso económico el pasado verano (2,5 millones por el 70% de sus derechos federativos).
Credo en el vestuario. El trato igualitario y la idea futbolística de Luis Enrique ha recibido una buena acogida en el vestuario. Así lo expuso al llegar: "Quiero hacer lo más efectiva posible esta plantilla con los valores de buen fútbol que han caracterizado a este equipo en los últimos años". El capitán del Celta, Borja Oubiña, lo deja claro: "No todos los años tenemos las ideas tan claras como en éste".
Afición. La asistencia a Balaídos se ha estabilizado en veinte mil aficionados. Son los incondicionales que no fallan para apoyar al equipo incluso en noches de ciclogénesis y en horarios descabellados. El vetusto estadio vigués logró récord de asistencia en el partido de ida de los dieciseisavos de final de la Copa del Rey. El sábado, tras la victoria ante el Valencia, Luis Enrique agradeció al celtismo el apoyo que le brindó al equipo para que confiase en sus fuerzas para voltear un marcador adverso. Y en la segunda parte llegó la remontada, tras la obtenida ante el Almería.
Irregularidad. El Celta entró en un proceso de confusión preocupante tras un buen inicio. En las cinco primeras jornadas solamente perdió en San Mamés, tras marcar primero y desperdiciar un penalti. Dejó que Espanyol y Granada empatasen cuando ya se celebraba la obtención de los tres puntos. Los rivales comenzaron a desactivar el juego de los célticos, que no encontraron soluciones y encadenaron cuatro derrotas. Ese ciclo negativo comenzó en Getafe, debido a unas rotaciones innecesarias. Ahí se lesionó Bellvís, que no volvió a contar para el técnico a pesar de que el lateral izquierdo era una de las posiciones más vulnerables del equipo.
Ineficacia en las áreas. La defensa ha sido la línea más variable, donde únicamente Fontás y Mallo han sido fijos. Luis Enrique reconvirtió a Toni en lateral izquierdo e insistió en exceso con el canterano como titular a pesar de sus carencias defensivas. Rechazó la opción de Bellvís y encontró en Jony el mejor recurso. El Celta ha encajado 31 goles, tiene más que en el mismo periodo de la temporada pasada. En ataque también ha sufrido carencias en la definición, que el técnico quería que estuviese muy repartida. Ha faltado la aportación de los defensas y se esperaba más pegada de los delanteros, aunque Charles mejoró sus porcentajes con el doblete al Valencia.
Carácter. Luis Enrique se ha blindado ante la prensa y con ello ha alejado al equipo de la afición, que apenas puede asistir a los entrenamientos. Se impone la moda de las sesiones a puerta cerrada y que los jugadores hablen menos en los medios de comunicación. Su terquedad para cambiar desajustes le permitió, en cambio, mantenerse fiel al estilo de juego y el tiempo empieza a darle la razón y el Celta mejora. Aunque todo esto está supeditado a los resultados. De ellos es esclavo el fútbol. Y Luis Enrique no puede escapar de la tiranía del gol.
Jaime Conde / Faro de Vigo
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