Cuenta la leyenda que había un aficionado de uno de los dos cánceres que debilitan al fútbol español que sabía ver más allá del beneficio a corto plazo de ambas entidades. Pero no es más que una leyenda. Lo peor que ocurre es que dichos aficionados a la vez son barrenderos, administrativos, soldadores y, lo que es un problema, periodistas de los grandes medios de ambas ciudades.
Se creen firmes poseedores de la verdad absoluta, la blanca y/o azulgrana. Y todo aquel que les discute recibe el fuerte peso del duopolio. Hace un año fue aquella frase del presidente del Sevilla sobre la falta de calidad de una liga con semejantes diferencias de dinero y puntos. Y ahora los que defienden que este formato de Copa sólo sirve para conseguir la supuesta y esperada final Madrid-Barça.
Pues allá acuden las manadas de Ronceros, Pedreroles y demás habitantes de la noche deportiva televisiva. Hoy le ha tocado a Felipe del Campo. Aquel que dejó de emitir un encuentro del Celta en MarcaTV – era su director – para emitir un partido de Rafa Nadal que se retransmitía a la vez en laSexta. El ahora director del programa Tiki-Taka en el canal Energy ha tildado hoy en su columna diaria en Marca de final indigna de la competición el Celta-Zaragoza del 2001.
Todo para desmentir que el formato de partido único sea beneficioso para la Copa. Que sabrán los ingleses o los italianos. Para desmentir que igualar el momento que entran todos los equipos de Primera sea bueno, que los europeos debían entrar directos a octavos. Que sabrán los ingleses, italianos o franceses. Porque las finales de las cinco ediciones que fueron a partido único fueron indignas y exóticas. Un Mallorca-Recre y jugado en Elche. ¡Horror!
La buena, la única que merece la Copa del padre de una imputada es un Madrid-Barça como la disputada en Mestalla. El resto somos figurantes que molestamos. Y acaba su columna demoledora, citando a Machado, que hay que distinguir las voces de los ecos. No sabes hasta que punto Felipe, no sabes hasta que punto.
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