Borja Oubiña: "Creemos que la situación de la temporada pasada no se repetirá"


Foto: marca.com
Han pasado ya más de diez años desde que Borja Oubiña (Vigo, 1982) debutó en Primera con el Celta. Hoy, es el capitán de un equipo plagado de canteranos que crecieron en A Madroa con su ejemplo en el horizonte, valora positivamente la transformación experimentada por el club y la afición en este tiempo y confía en que el conjunto que ahora dirige Luis Enrique no acuse en la segunda vuelta un bajón similar al del curso pasado.

¿Qué balance haría de este año que está a punto de acabar?
A nivel futbolístico, ha sido un año difícil con objetivos medianamente cumplidos que intentaremos mejorar el año que viene.

En la primera mitad de 2013 vivieron un final de temporada difícil e intenso.
Sí, son cosas que cuando acaban te reconfortan porque has mantenido la intensidad y la ilusión en situaciones complicadas. Son experiencias que al final agradan, suman, que puedes añadir a tu vida y que son interesantes. Pasas por momentos duros, te ves casi abocado a un descenso, y cuando eres capaz de mantener la cabeza arriba, pelear, competir y al final te salvas, te reconforta.

¿Cómo vivieron el cese de Paco Herrera, uno de los momentos claves de 2013 para el Celta?
No fue agradable porque era una persona que llevaba tiempo con nosotros, nos había dado unas señas de identidad y una dinámica buena y positiva. Éramos un equipo reconocible, que al final es de lo que se trata, de saber lo que haces en el campo. Fue un adiós triste porque además era una persona bastante querida en Vigo, pero son situaciones que se dan en el fútbol. Luego intentamos reconducirlo, las cosas fueron casi a peor y al final fuimos capaces de levantarlo.

Fue un caso extraño el de Herrera, porque no es habitual que un entrenador reciba tanto cariño de la afición, que normalmente se vuelca más con los jugadores.
Sí, pero veníamos de una etapa muy difícil y él fue capaz de darle una vuelta al equipo, de hacerlo competitivo primero y después ascenderlo y crear unas bases dentro de la Primera División también. Eso al final llega y, además, como persona conectaba con la gente.

¿Con qué se quedaría de la corta etapa de Abel Resino?
Intentaron hacer las cosas lo mejor posible y al final nos ayudaron a sacar al equipo de la situación en la que estábamos.

En verano llegó Luis Enrique, un técnico que genera mucho debate en torno a él, como cuando era jugador. ¿Cómo es el trato con él?
Muy bueno, muy cercano. Hasta hace poco estaba dentro de un vestuario y se nota. Tiene un 'feeling' diferente con los futbolistas a otros entrenadores que he tenido.

¿A los jugadores les gusta que su entrenador sea un ex futbolista, que haya vivido lo mismo que estáis viviendo vosotros?
Sí, pero lo que realmente gusta es que te aporte cosas, que tenga conocimientos, que sea capaz de trasladar sus experiencias pasadas como jugador a un ámbito diferente, que sea capaz de convencerte y de hacerte ver su idea.

¿No tiene la sensación de que ahora hay más crispación en torno al equipo por su forma de actuar?
No tengo esa sensación. Sí que es una persona que genera opinión en torno a su figura, pero no lo veo como alguien que cree debates.

En 2013 también dejaron el Celta canteranos a los que vio llegar al primer equipo y convertirse en jugadores importantes, como Roberto Lago o Iago Aspas. ¿Le agrada haber sido testigo directo de su crecimiento?
Gusta ver a jugadores de Vigo y su área que han crecido aquí, que son celtistas, que han sido capaces de hacer una carrera larga dentro del club y, a mayores, obtienen reconocimiento fuera y hay equipos importantes que los quieren. Es bueno para todos, también para los chicos que están trabajando en la base, y es una de las situaciones que hoy en día da este club.

En su día también usted decidió cambiar de aires, aunque con el Celta en Segunda, pero supongo que con inquietudes similares. ¿Se ve reflejado en ellos?
Sí, más o menos tienen la misma edad que cuando yo me fui. Tienes inquietudes por saber cómo es el fútbol fuera de aquí y cambia bastante, no tiene nada que ver a lo que es el Celta. Cuando estás aquí, en tu entorno, lo vives de una manera diferente. Cuando estás fuera, hay una realidad totalmente distinta. Ellos están conociendo una parte del fútbol que no conocían.

También hubo salidas más desagradables, como la de Túñez, con quien usted mantiene una buena relación. ¿Fue doloroso?
Son momentos complicados porque es una parte amarga del fútbol, cuando creen que debes buscar una salida. Pero la cuestión es cómo llevas esas cosas, con qué actitud, y su caso fue ejemplar. Desde un primer momento quiso jugar, disfrutar del fútbol, y está contento con la experiencia que está viviendo, que es muy enriquecedora.

¿Futbolísticamente, cree que la afición sigue esperando que el equipo dé un paso adelante?
Seguramente. Vivimos con la sensación de que el equipo tiene un puntito más que no hemos sido capaces de conseguir en este último año y medio. Esperamos seguir mejorando en la segunda vuelta para ser un equipo más competitivo, que creo que es lo que realmente reclama la gente, y estemos un poco más desahogados.

El equipo luce virtudes y acusa defectos similares a los del curso pasado. ¿Ve cierto paralelismo entre este final de año y el de 2012?
Quizás en la primera vuelta del año pasado y en esta primera vuelta se han dado situaciones parecidas y el equipo, ahora y entonces, es reconocible para cualquiera que esté en la grada. Pero intentaremos que el bajón mental que tuvimos el año pasado en la segunda vuelta no suceda y sigamos compitiendo hasta el final. Tenemos un cuerpo técnico bastante exigente en ese sentido y creemos que la situación de la temporada pasada no se repetirá.

El presidente dice que está tranquilo porque ve a un equipo más compacto. ¿Cree que es así?
Yo al equipo lo veo bien, pero la realidad es que también lo veía bien el año pasado. Sí confío en que no pase lo de entonces, porque tenemos más experiencia y esperamos que todo el mundo haya aprendido de aquello, los jugadores y la gente que nos rodea a diario.

A nivel individual, fue el jugador con más minutos el curso pasado y esta temporada está otra vez entre los más utilizados. ¿Se acuerda mucho del día en que Herrera dijo que no podría disputar más de dos partidos seguidos?
Justo ayer me lo recordaron (sonríe). Con Paco tengo una buena relación y lo hemos hablado muchas veces, era una percepción que él tenía y yo tenía otra. Sabía que, después de tres años, al principio el cuerpo protesta por una cosa u otra que no tienen nada que ver con tu lesión. Pero cuando vas cogiendo continuidad, lo normal es que estés disponible casi siempre.

¿Realmente creía que volvería a jugar con esta regularidad?
Siempre piensas que vas a volver a jugar, porque si no es muy difícil levantarse todos los días. Tenía la sensación de que lo único que necesitaba es que todo volviese a estar en su sitio y, a partir de ahí, intentaría volver a tener un nivel aceptable para jugar en Primera.

¿Piensa mucho en cómo habría sido su carrera sin esa lesión?
Ahora no porque me encuentro bien, jugando y disfrutando de esto, pero cuando volví o un poco antes, en el último año, cuando me empezaba a encontrar más o menos bien, por momentos pensaba que había perdido un tiempo precioso para disfrutar de esto. Del día a día de los clubes, de la Primera División o de una de las cosas más bonitas que te pueden pasar, disputar competiciones europeas, algo muy motivante para los futbolistas. Cuando veía partidos por la tele, a veces dolía. En Inglaterra, por ejemplo, estaba muy a gusto, me agradó mucho la sensación que tuve allí, lo que te aportan los clubes, la organización de la liga, el respeto hacia el futbolista y su trabajo, y apenas pude disfrutarlo.

¿Superada la treintena, empieza a plantearse cuándo llegará el momento de su retirada?
Sabes que el final está más cerca que cuando tienes 20 años, pero no sabes cuándo. Llegará un momento en que el cuerpo y la mente te dicen que no estás y habrá que tomar una decisión, pero cuando te encuentras bien y estás disfrutando del día a día, a nivel futbolístico no debes pensar mucho más allá.

¿Se ve en el Celta hasta el final?
De momento sí, o ésa es mi intención. Estoy cómodo aquí, pero hay dos partes, el futbolista y el club. A día de hoy, mi idea es seguir aquí.

Han pasado ya más de diez años desde que debutó con el primer equipo. ¿Han cambiado mucho el Celta y el fútbol en general?
Sí, mucho. La estructura del club ha cambiado muchísimo, ahora está mucho más profesionalizado, con una identidad más asentada. Entonces éramos un poco más volátiles en ese sentido. Y el fútbol también ha cambiado. Aquella era, como en el resto de la sociedad, una época de crecimiento, de vivir con las posibilidades que te daban las televisiones y un poco fuera de contexto. Ahora ha cambiado y, al menos en el Celta, todo está más normalizado, todo es más lógico.

¿Hay menos nivel en Primera?
A nivel general, puede ser. Hay muchos clubes que en su día competían para ganar Ligas, por estar en posiciones más altas, y ahora un equipo humilde como el Celta es capaz de competir contra una institución como el Sevilla o el Valencia. De aquella las diferencias con los equipos humildes, no con el Celta porque estaba en un buen momento, eran más grandes, había menos capacidad de sorpresa.

Durante estos diez años, dos de los cambios más significativos en el Celta han sido el aumento de canteranos en el primer equipo y la mejoría de la relación entre la afición y el equipo. ¿Cómo ha vivido esta transición?
Cuando vienes de una época tan mala, todo renace otra vez, se vuelve a empezar desde la lógica y la gente creo que ha borrado de su mente la época dorada del Celta. Se han dado cuenta de que aquella no era la realidad del Celta y al final aprecian los valores que siempre tuvo este club, un poco reflejo de la ciudad. En la época buena era difícil jugar aquí, incluso compañeros que venían de fuera te lo decían, la exigencia era demasiado alta para el Celta y se notaba. Ahora la gente es más consciente de lo que somos.

¿Se siente querido por la afición?
Siempre me he sentido querido, aunque reconozco que a medida que pasan los años te importa menos lo que opinen de uno. Intentas ser responsable y hacer las cosas bien para que la gente esté contenta contigo, pero ya es diferente, al principio te afectaba a tu vida y a tu rendimiento. Luego te lesionas, estás tres años fuera, y te dices ‘qué importa, da igual’. Pero sí, me siento querido y sobre todo por la calle, el trato es fantástico.

¿Y qué me dice de la cantera?
Como fue algo gradual, lo vas viendo como algo normal. Si echas la vista atrás y comparas, el cambio ha sido bastante drástico. Hay dos formas de hacer cantera, poner al jugador y que se vaya haciendo y otra exigirle equis nivel y cuando llegues ahí, entrarás. Entonces era así, era mucho más complicado. La gente que estaba en la base no veía la posibilidad de dar el salto como algo cercano y al final eso repercute en el trabajo diario, en tu ilusión.

Decía antes que el nivel económico en el mundo del fútbol, o al menos en el Celta, es ahora más acorde con la realidad. Hay mucha gente pasándolo mal y es habitual que al futbolista se le critique por vivir ajeno a ese sufrimiento. ¿Cree que es así, que podría implicarse más?
Ajeno no vives porque al final todo te acaba viniendo de frente. Es una suerte poder vivir con cierta tranquilidad, pero muchos clubes y muchos jugadores han pasado por momentos difíciles, han dejado de ganar dinero que tenían en mente, por procesos concursales, y han tenido problemas. Lo único que debemos hacer es ser lo más honestos y profesionales posibles, ser responsables con lo que hacemos y con la imagen que damos.

¿Cómo vive los problemas por los que está pasando el gran rival del Celta, el Deportivo, aunque ahora no compartan categoría?
La sensación es que lo están pasando mal a nivel económico y hablas con algunos compañeros de allí y te comentan que no es una situación ideal, pero son clubes que mientras tengan un respaldo detrás, siempre tendrán viabilidad. Esperemos que podamos volver a disfrutar de los derbis, la competitividad entre ambos es buena. Lo que buscamos es que el Celta crezca y a veces también puedes crecer apoyándote en los rivales.

Borja Barreira / Atlántico Diario

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