Rafinha y 1.200 kilómetros de realidad distorsionada


Foto: Jorge Landín 
Vigo y Barcelona están separados por unos 1.200 kilómetros. En un mundo tan globalizado como el actual podría parecer que esta distancia podría salvarse fácilmente, pero parece que incluso en la segunda década del siglo XXI siguen existiendo distancias insuperables, que ni internet ni la televisión de pago pueden derribar. El fútbol no es ajeno a ello. Un buen ejemplo lo tenemos en el caso Rafinha. Mientras que en Vigo seguimos esperando su mejor versión, lamentado que no esté al cien por cien, en Barcelona se deshacen en elogios con el brasileño. 

Hace unas semanas destacábamos un artículo de Jordi Blanco, periodista del Diario Sport, en el que realizaba un balance un tanto exagerado de su primer partido como titular, en el que hablaba de una "versión mejorada de Mazinho" y comentaba sus opciones de acudir al próximo mundial con Brasil. El propio Jordi tuvo la deferencia de matizar su artículo en nuestra web, lo cual es de agradecer por lo inusual del caso. 

En esta ocasión nos encontramos con otro artículo, en este caso de Mundo Deportivo, y con la firma de Oriol Domènech. "Rafinha se hace mayor", así se titula, y en él, el  periodista catalán destaca que "el pequeño Alcántara se está exhibiendo y ya es vital para Luis Enrique y un ídolo en Balaídos". No se refiere a Carlitos, el popular personaje de la serie Cuéntame, sino a Rafinha, de quien dice que fue suplente en Sevilla "por una cuestión de rotaciones". Rotaciones que solo afectaban al jugador que se perdió el partido de Málaga por sanción, pero no a los que jugaron tres partidos en una semana. Curiosas rotaciones las de Lucho. 

Dice Oriol, además, que Luis Enrique "como el Tata Martino con Neymar, lo introdujo poco a poco en el equipo", en referencia a que no fue titular en las primeras jornadas de Liga, aunque obvió, tal vez por desconocimiento, los problemas físicos que padeció el hijo de Mazinho y que le impedían estar al cien por cien durante esas primeras jornadas. Eso sí, pasadas las semanas, Rafinha, según su versión, está "a un altísimo nivel". Como el Celta, dice Domènech. 

Uno se pregunta cuántos partidos ha visto del Celta. Todos desearíamos que su visión distorsionada fuese real: "El menor de los Alcántara juega de casi todo y casi siempre bien porque su fútbol combina diferentes registros. Posee un cambio de ritmo imparable, habilidad para encarar al rival y un potente y colocado disparo que le convierten en un delantero peligroso. Y a la vez, todas las virtudes que requiere el centro del campo: con balón, una técnica privilegiada y buen sentido para combinar; y sin él, recorrido, sacrificio y agresividad". Una teoría maravillosa que convierte a Rafinha en uno de los jugadores con mayor potencial de la Liga. En Vigo hemos visto algún retazo y ansiamos con ver mucho más.  Oriol ya lo ha visto, ojalá lo veamos el resto. El próximo sábado, por ejemplo.  Claro que Oriol también vio a Luis Enrique en el banquillo del Barcelona.  

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