![]() |
Foto: Kiko Hurtado |
Aseguran los que conocen a Beto que es un portero peculiar, singular, diferente. Que los clubes pagan el peaje de ciertas desconexiones a cambios de actuaciones colosales en algunos encuentros. Son características bastante comunes a muchos porteros, capaces de lo mejor y de lo peor, excéntricos por naturaleza, y a los que muchas veces hay que perdonar ciertos errores a cambio de los milagros que de cuando en vez nos alegran un día, una semana o una temporada.
Pero más allá de sus características como guardameta, me gustaría incidir en su forma de actuar, al menos en la que llevó a cabo ayer durante el partido ante el Celta. Las formas de Beto no son, ni mucho menos, la de un profesional o un compañero de profesión. Su violencia, consentida por el colegiado, llegó a poner en peligro la salud de los jugadores del Celta.
Primero en la acción que ilustra este artículo, donde podéis ver a Beto en acción saliendo a tapar un disparo de Santi Mina. El canterano había combinado muy bien con Augusto, este le devolvió la pared y Mina acabó disparando al palo con la violenta oposición de Beto. Los tacos del meta luso acabaron en las rodillas de Santi Mina, que terminó la primera parte sangrando y que no pudo anotar un gol que ya contaban los aficionados célticos desplazados al Ramón Sánchez Pizjuán. La acción bien podría haber sido castigada con penalty.
Unos minutos después protagonizó la jugada escandalosa de la semana, cuando se abalanzó sobre Augusto, que ya no tenía el balón, y lo agredió. Debió haber sido expulsado, puesto que agarró del cuello al jugador y lo lanzó al suelo. Una agresión muy peligrosa puesto que puso en peligro la salud del jugador argentino del Celta. Rápidamente llamó al árbitro para que entrasen las asistencias técnicas, pero el daño ya estaba hecho. Falta por saber si el balón estaba o no en juego para determinar si, además de la expulsión, debería haber sido también penalty. Martínez Munuera no señaló ni una cosa ni la otra.
Pero el caso es que después de una primera parte en la que "karate kid Beto" hizo de las suyas y campó a sus anchas ante la permisividad arbitral, el segundo acto devolvería al portugués a la realidad cuando él mismo cometió un grave error que costó a su equipo la derrota. No se sabe muy bien qué pretendía, pero Beto acabó poniendo el balón en los pies de Álex López, que aceptó el regalo e introdujo el balón en el fondo de las mallas.
0 comments:
Publicar un comentario