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Foto: Pablo García |
Orellana representa un caso singular. Fue pieza clave para el ascenso con una segunda vuelta espectacular en el ejercicio 2011/12, la afición presionó para que el Celta apostase por su retorno en el mercado invernal y se presentó en Vigo en un acto de lo más concurrido.
Comenzó como indiscutible en los últimos días de Paco Herrera como celeste, pero no marcó las diferencias y Abel terminó por relegarle al banquillo cuando llegó la hora de la verdad. Desde entonces su estrella había ido menguando hasta que en el verano Luis Enrique le colocó el cartel de prescindible y le invitó a buscarse equipo. «No lo veo como solución, ni de cara ni saliendo desde el banquillo», dijo con sinceridad el entrenador antes del cierre de mercado del pasado mes de agosto.
Sin embargo, una vez que rehusó la opción de ir al Mallorca (por unos pocos miles de euros) Lucho le dio una oportunidad. Le rescató de la grada para darle 119 minutos (es el cuarto futbolista del plantel con menos presencia) repartidos en tres partidos. Incluso en uno de ellos, en Getafe, fue titular. El entrenador le protegió comentando en público que estaba contento con su rendimiento, pero los hechos dicen lo contrario. El Poeta no estuvo nada afortunado en el Coliseum y volvió a desaparecer de las convocatorias.
Por delante no solo vuelve a tener a Nolito, en teoría el dueño natural del costado izquierdo del ataque celeste, sino que el técnico ya ha probado en esa demarcación con otros jugadores como Santi Mina, Krohn-Dehli e incluso Augusto, aunque por una cuestión táctica que no cuajó en el Calderón.
Con este panorama, Orellana se ha convertido en el fichaje al que Carlos Mouriño le ha sacado menos rentabilidad desde que su proyecto está en marcha (Park estaba cedido). A lo largo de estos siete meses de competición, únicamente tres asistencias maquillan su hoja de servicios. Muy poco para tanto desembolso.
Esta situación conduce a Fabián y al Celta a una disyuntiva. El conjunto vigués ve cómo un futbolista que todavía tiene lo que resta de temporada y dos más de contrato continúa devaluándose, y el jugador porque no solo ve pasar de largo su tercera oportunidad de triunfar en Primera División, su gran asignatura pendiente, sino que es consciente de que está a punto de perder el tren del Mundial.
Xosé Ramón Castro / La Voz de Galicia
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