Así de claro. El alcalde de Vigo, Abel Caballero, se cachondea de nosotros. De todos los que sufrimos cada quince días (o siete, o diez… según como respire Tebas ese mes) el asistir a los partidos del Celta en Balaídos. Y aún se hace más duro escucharlo tras aguantar estoicamente más de 14.000 celtistas el pasado lunes la tormenta que caía en Vigo durante el Celta-Levante.
En la presentación de la campaña a favor del gallego, el señor Caballero preguntado por las múltiples goteras y demás humedades - siendo generoso - aparecidas en dicho encuentro se despacha diciendo: “pequeñas goteras que afectan a no más de veinte personas, yo también me mojé el lunes”. Y lo remata: “da la impresión de que Balaídos está muy mal y no es cierto”. Le reconozco que hay que tener valor para sentenciar esto y dormir tranquilo por la noche.
![]() |
Foto: @Riobo23 |
Pero ser conocedores que sois todos unos maliciosos al decir que Balaídos se cae a cachos. Una ilusión mental generalizada. La grada de Río estuvo clausurada varios días por no pasar la inspección de edificios por casualidad. Que un andamio lleve meses sosteniendo la esquina de Marcador en la puerta 15 es pura alquimia. Que se hayan caído trozos de cemento del tamaño de una cabeza de un niño en Río Bajo o las afueras de Marcador fue un sueño de verano. Sin entrar en las distintas inundaciones, humedades que harían palidecer a Iker Jiménez, la deficiente instalación eléctrica o las grietas del tamaño de un puño y varios metros de largo.
En definitiva, ocultismo celeste. De todas formas, que podemos esperar de los sucesivos gobiernos de esta ciudad y esta comunidad que mantienen unas pistas de atletismo en condiciones infrahumanas o su pabellón de deportes referencia que si conectas algo de más a la electricidad se cae toda la red. Impresiones erróneas, ya lo dice el alcalde. El día que ocurra una desgracia, entonces, negará lo dicho.
Seguir @DavidPenela
0 comments:
Publicar un comentario